Luis F. Gómez


“Se trata de la verdad de todas las víctimas, a partir del dolor general, porque no hay colombiano que no haya sufrido en sí mismo o en su familia, amistades, organizaciones, el golpe de la violencia. No es una comisión contra nadie. Es contra la mentira”. Así describe el padre Francisco de Roux la tarea que tiene la Comisión de la Verdad. En efecto, la tarea de dicha institución será la de buscar una verdad humana, no jurídica, a todo lo que ocurrió durante el conflicto armado. Una verdad que espera no generar más divisiones, ni laceraciones, sino que por el contrario permita enfrentar el futuro con sentido.
La designación del padre Francisco de Roux, S.J., como presidente de la Comisión de Verdad, es una garantía para el país que el trabajo de la Comisión aportará positivamente al proceso de reconciliación en el país. No se trata de la verdad por la verdad, sino la verdad como un proceso que puede abrir las puertas para una vida reconciliada. En reciente reunión con empresarios, De Roux señalaba cómo decir la verdad a una persona la engrandece, e invitaba a todos los que puedan colaborar con esa reconstrucción de lo que ocurrió que colaboren con la tarea de la Comisión. Pues, bien, eso es precisamente lo que se pretende, que haya una positiva transformación en los seres humanos.
Las tres misiones grandes que tiene la Comisión son la de establecer esa verdad, como posibilidad de sentido. En segundo lugar, el reconocimiento a las víctimas, que implica oírles su experiencia, y que se sientan acogidos en su verdad. Y, finalmente, que todo esto apoye los procesos de reconciliación y convivencia en el país. No es fácil la tarea, se tiene un poco más de tres años, pero será muy complejo, por ello algunos consideran que se deberían concentrar en casos emblemáticos de las distintas regiones del país, para que haya un abanico amplio donde todas las víctimas puedan sentirse representadas. Por ello, fue muy enfático que no se busca una verdad de la Comisión, sino una verdad que ayude a reconciliar al país. Es decir, que sea un relato no excluyente y que permita que todos nos encontremos allí reflejados. Es una verdad que ayude a dar sentido.
De manera injusta algunos políticos han criticado la presencia del sacerdote De Roux en la presidencia de la Comisión de la Verdad, y esto se debe a que la politiquería ha comenzado a manosear el proceso de paz metiéndole mucho ruido. Y hay que tener mucho cuidado en esta campaña política para que irresponsables no vengan a poner en juego un derecho fundamental como es el del derecho a la paz.
De Roux es una persona que se la ha jugado a fondo por la paz. Y que ha tenido reconocimientos como el Premio Nacional de Paz, y un doctorado honoris causa por parte de la Universidad Nacional. Es, pues, una persona de muchos quilates que ha pasado buena parte de su vida construyendo puentes entre los desavenidos y condiciones para generar proceso de reconciliación. Si de algo se le puede señalar a Francisco De Roux, es que es el cura de la paz.
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