Luis F. Gómez


La clave del éxito del control de la pandemia del covid-19 es que todos nos cuidemos. Y aquí el “todos” debe ser el 100%. Sin excepciones. Nadie puede sentirse exento del deber de cuidarse. Cuidarnos la salud es una tarea de todos los ciudadanos. Y el cuidado se llama distanciamiento social.
Recientemente se publicó un estudio sobre Hong Kong que explica que solo el 30% de las personas fueron las que transmitieron el virus. Fue un trabajo de dos investigadores Dillon C. Adam y Benjamin J. Cowling. Y que vale la pena analizar, por las moralejas que podríamos sacar.
Los resultados del estudio sobre el contagio del covid-19 arrojaron que: “Solo el 20% de los casos, todos ellos relacionados con reuniones sociales, representaron un sorprendente 80% de las transmisiones. (Eso, junto con otras cosas, sugiere que el factor de dispersión, k, del SARS-CoV-2 es de aproximadamente 0,45). Otro 10% de los casos representaron el 20% restante de las transmisiones, con cada una de estas personas infectadas en promedio propagando el virus a solo otra persona, tal vez dos personas. Esto ocurrió principalmente en los hogares. No menos sorprendente fue este corolario: el 70% de las personas infectadas no transmitió el virus a nadie” (traducción libre del inglés).
Muy bien, colocándolo en sencillo. Las personas con la enfermedad que no toman las medidas de cuidado, siendo o no sintomáticas, pueden ser grandes contaminantes. Unos verdaderos peligros públicos para la sociedad. Y por cualquier fisura en el distanciamiento social, en el lavado de manos, en el uso del tapabocas, en la aireación permanente de los espacios cerrados, es por donde puede dejarse la ruta para la transmisión del virus y generar la contaminación. La solución está en nuestras manos, y la manera para salir del confinamiento y no fracasar en el intento es que seamos todos, como sociedad y como individuos, muy responsables. Aquí no se trata de enarbolar las libertades individuales para hacer lo que se da en gana, sino de enfatizar la empatía, la solidaridad, el altruismo y la responsabilidad. Si salimos del confinamiento hay que hacerlo con todos los cuidados. Y debemos hacerlo pronto, porque esa será la “nueva normalidad” y debemos tener como sociedad una rápida y exitosa curva de aprendizaje.
Por ejemplo, en las próximas semanas las universidades podrán tener las sesiones de laboratorios, es un momento muy oportuno para que sean ejemplo social de una conducta responsable. Y que los protocolos de bioseguridad de las instituciones sean dinamizadores de esta cultura del cuidado. Igualmente, los centros comerciales deben dar ejemplo del cuidado de su clientela adecuando los espacios y administrándolos con suma atención.
Hay que hacer un salto cuantitativo y cualitativo en nuestro nivel de cultura ciudadana. La suerte de todos en manos de todos. Y la oportunidad que nos está brindado esta emergencia puede ser un punto de crecimiento muy significativo para el respeto social y la confianza mutua.
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