Desde el año 2012 hasta 2016 la Fundación FESCO recibió el encargo de “facilitar el desarrollo del Macroproyecto San José a través de procesos de gestión, canalización, atención, participación, socialización, sensibilización y mitigación del impacto social en el marco de la sostenibilidad”. Fueron varios contratos que se fueron renovando año tras año, por un valor final de $1.851.846.618, según fuentes de la ERUM. Las principales actividades realizadas se concentraron en los siguientes temas: Acompañamiento a familias, uso adecuado del tiempo libre, gestión social en predios, comunicaciones.
La gestión social de FESCO se orientó bajo la metodología de Evaluación de Impacto Social (EIS), implementada por las empresas multinacionales desde los años 70 para gestionar el desarrollo de Grandes Proyectos de Infraestructura. Dicha metodología se combinaba con otra denominada de Desarrollo Social Sostenible (DSS) de mayor alcance. La articulación de ambas metodologías, debía garantizar que los impactos negativos fueran identificados y mitigados, pero también asegurar los mayores beneficios para las comunidades.
Tal parece que en la Comuna San José la estrategia de DSS no pegó, por lo cual las comunidades nunca se han sentido parte del proyecto y ven con reticencia y desconfianza la abundancia de acciones puntuales de atención a niños, niñas, adolescentes y adultos mayores que tenían como propósito el entretenimiento, mientras llegaba la hora de la compra o expropiación de sus predios y la consecuente expulsión de la Comuna, verdadera esencia de una estrategia densa en activismo asistencial, pero carente de alternativas reales de inclusión y solución “in situ” a la compleja problemática social de sus moradores.
La verdadera esencia de la intervención social se concentró en el seguimiento a la “gestión social en predios” orientada a brindar acompañamiento y asesoría jurídica en los procesos de negociación o expropiación de los inmuebles “que le permitiera mitigar los impactos generados por los procesos de compra que se llevaron a cabo por la ERUM y así generar el suelo para los diferentes proyectos” (ERUM, 2014).
Los informes que entregó la fundación FESCO al finalizar cada contrato recogían las opiniones de los habitantes y sus verdaderas preocupaciones sobre el Macroproyecto, asuntos que nunca fueron resueltos de fondo por la ERUM. Traigo algunas opiniones a colación:
- Las familias se sienten desplazadas y sin opciones para acceder a VIP.
- Alta inconformidad con la negociación por bajos avalúos e insatisfacción con la asesoría jurídica de la ERUM.
- Al adulto mayor no se le garantizan subsidios y compensaciones, aumentando el estado de vulnerabilidad.
- Inconformidad por la lenta generación de empleos productivos para los habitantes de la Comuna.
- Retiro de los dineros depositados en el ahorro programado con el FNA, ya que los avances en la construcción de vivienda son demasiado lentos.
- Lentitud en decisiones administrativas e incumplimientos de la ERUM en el pago de las compensaciones.
- Los arrendatarios y propietarios que se acogen a entrega anticipada de predios prefieren buscar nuevas opciones de vivienda dentro de la Comuna San José o en sectores cercanos al Centro.
- El incremento de la inseguridad obligó a familias a aceptar oferta de compra, así no estuvieran de acuerdo con el valor comercial y emocional de su vivienda.
- Se presentan quejas por la calidad de los materiales de construcción de los apartamentos VIP.
- Los propietarios manifiestan que las demoliciones no solo les causan daño a sus viviendas, sino que también son ellos los que deben comprar los materiales para reparar los daños causados por el Macroproyecto.
- Sus casas pasan a ser vistas como “cambuches” con los plásticos negros que les colocan por parte del Macroproyecto.
- Respecto de las familias trasladadas se presenta reiteradamente negativa de las familias a la visita de seguimiento por inconformidad con la negociación que se hizo del predio.
La verdad es que la estrategia de “mitigación de impactos” lo que realmente logró fue una progresiva expulsión de la población, sin mayores resistencias, trasladando las tristezas de sus habitantes hacia otros lugares de la ciudad y la región. Es el momento de hacer balances autocríticos sobre el Macroproyecto San José, no solo sacar excusas.
Una estrategia social sustentable implica que la comunidad pueda articularse social y productivamente al entramado de relaciones económicas de la Comuna y al Centro de la ciudad.
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