Lina María Gutiérrez


Hace poco estuve en los juzgados de Paloquemao en una audiencia de imputación de cargos adelantando un trabajo periodístico. Los cuatro indiciados llegaron solos con sus abogados y me llamó la atención que la sala se llenó de “otra” gente que parecía no tener relación alguna con ellos. Algunos de esos espectadores vestidos de corbata, me quedé pensando luego, serían tal vez los aficionados de los juzgados. Sí, como los aficionados al teatro de Broadway o al cine: aficionados a los juicios, a las audiencias. Como los del libro Los periodistas literarios, del capítulo Un entusiasta de los juzgados, que escribió Mark Singer luego de estudiar a estos entusiastas durante dieciséis meses. En su crónica se refiere a Benjamín Shine, un personaje que la mayoría del tiempo está en el edificio de la Corte Suprema del Estado en Cadman Plaza, en el centro de Brooklyn, que se la ha pasado los últimos doce años observando juicios criminales -sobretodo juicios por asesinato- y es un estudioso del comportamiento de criminales, inocentes, testigos, abogados, jueces y jurados, que prefiere mil veces un doble juicio por asesinato que salir de paseo por Belt Parkway con su esposa en una tarde de sol.
Héctor Rojas Trujillo es un periodista que cubre la fuente judicial para un noticiero local, que no deja de impactarse con los casos en los que afuera de los juzgados en Bogotá hay niños esperando despedirse de alguno de sus padres que se lo llevan preso. Este joven periodista, que comenzó siendo camarógrafo, y que se la ha pasado en los últimos dos años en el complejo judicial de Paloquemao asistiendo a 450 audiencias y revisando todo tipo de material probatorio como las 200 fotografías del caso Yuliana Samboní, me dijo que acostumbraba a ver entusiastas de los juzgados sobre todo en las audiencias más taquilleras donde casi siempre estaban las cámaras de televisión.
Dice Mark Singer en su crónica que en los tribunales de Nueva York los aficionados por lo general se sientan en las sillas de atrás de la sala y que muchos abogados miopes piensan de ellos que son parte del mobiliario y los ignoran. Pero afirma Singer que también hay abogados ilustrados y recursivos que consideran a los entusiastas inteligentes como los jurados de los jurados y durante los recesos de los juicios, les piden consejo. Al entusiasta le interesa, dice Singer, además de predecir los veredictos, acariciar el ego de los abogados que merecen ser estimulados porque programan cantidades de diversión gratuita. “Yo pagaría un dólar por un buen juicio”, escribió Singer que dijo Shine, agradecido por no tener que hacerlo.
El complejo judicial de Paloquemao en Bogotá, es un edificio de cinco pisos con cuatro bloques que cubren una manzana completa, su exterior es de ladrillo rojo con ventanales rectangulares de marco negro. En ese lugar los aficionados en cada piso tienen todo tipo de protagonistas y temas, incluso hay escenas en los corredores: “a mí sí me han pegado, pero no en la cara: en el cuerpo”, dijo Héctor. Los acusados o sus familiares les pegan a los periodistas porque no quieren que las cámaras los graben. Muchos acusados se cubren, dijo Héctor, o los cubren con sombrillas, sacos o cobijas sus acompañantes que al mismo tiempo van caminando y tirando patadas a cualquiera que intente mostrar su identidad.
Héctor que se ha convertido en un experto en poner en palabras “suaves” las crudas narraciones de los crímenes más atroces y ha cubierto los juicios más taquilleros para los fanáticos como el de Yuliana Samboní, el Cartel de la Toga o el del asesinato por atraco a un funcionario del Banco de la República, también cubrió la audiencia de ese viernes en la que nunca supe si el joven de corbata que, incluso grabó la parte final de la audiencia, era una familiar de uno de los imputados o era un entusiasta de las audiencias. Lo único que recuerdo fue que me dijo que él estaba ahí para divertirse.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015