Colombia atraviesa una crisis cambiaria sin precedentes en la historia r ciente de nuestro país. La acelerada devaluación de la moneda nacional se ha visto impulsada por múltiples factores que hoy tienen haciendo cábalas a los expertos y rogando por una palabra del presidente electo que calme los mercados.
Pero la tormenta perfecta ya es un hecho. El horizonte luce oscuro para la divisa colombiana y no se observan señales de alivio para la pesada carga que impondrá un costoso dólar. La economía nacional encarecerá sus productos a niveles prohibitivos y la inflación seguirá repuntando con fuerza, estimulada principalmente por los artículos importados que no se limitan únicamente a
artículos de lujo o electrodomésticos, sino que abarcan multitud de rubros como vestuario, maquinaria industrial, alimentos (30% del consumo nacional) y los abonos y pesticidas necesarios para la producción del restante 70%. No se trata de hacer sudar a los turistas que pasan sus vacaciones en los EEUU. Por el contrario, un dólar encarecido produce lágrimas de sangre a todos los colombianos que, queramos o no, vivimos en una economía globalizada.
Los factores que hoy influyen en la presión alcista de la moneda son diversos y requieren creativas formas para salvaguardar nuestro bolsillo. Sus consecuencias son igualmente variadas y no tardarán en hacerse sentir.La paradoja del dólar es que no parece conocer techo ni existe nada que detenga su elevado incremento. Entre el 1 de enero y el 12 de Julio el peso colombiano se ha devaluado un 10,8%, solamente superado en américa latina por Chile con una devaluación del 14.1% y Argentina (19.3%) durante el mismo periodo. Dado que su precio fluctúa de acuerdo a las leyes de la oferta y la demanda, esto sugiere que existe una acelerada fuga de capitales de estas tres naciones que han sido incapaces de generar la confianza necesaria para que estos recursos se mantengan dentro de sus fronteras.
La teoría económica indica que actualmente el dólar se encarece debido a las alarmas globales por una eventual recesión en los Estados Unidos y el frenazo de la zona euro que está apagando sus industrias después que algunos sectores dependientes del gas ruso se hicieran inviables como resultado de la invasión a Ucrania. Sin embargo, algo más yace en el fondo que evita que el dólar en Colombia encuentre techo. Nuestro “peso”, que se había valorizado hace un mes en comparación al inicio de 2022, ha perdido un 16% siendo la moneda más desvalorizada en América en los últimos 30 días. Este declive no ha conocido freno. No importa si la economía crece o baja, el dólar sube. No importa si el precio del petróleo es alto o bajo, el dólar sube. No importa si hay recesión o no, el dólar sube. No existe ninguna política que pueda tomar este gobierno para frenar esta escalada ni se vislumbra ninguna decisión de la administración entrante para evitarlo.Algunos creemos, con razón, que los resultados de los comiciosen nuestro país impulsaron la moneda al alza. Eso es un hecho innegable. Lo difícil de anticipar no es la dirección de la moneda sino cuánto durará su efecto. Por ello como precaución los inversionistas están extrayendo sus recursos del sistema nacional para guardarlos en el exterior haciendo que cada vez el dólar sea mas oneroso para el desarrollo nacional.
La ortodoxia exige sacrificios para controlar estas crisis cambiarias. Sin embargo, la praxis indica que se deben contemplar todas las posibilidades, incluida desde luego la dolarización gradual de la economía nacional, permitiendo en algunos sectores y para algunas industrias, la concurrencia de ambas monedas en el curso ordinario de los negocios. Algunos ya han adoptado una postura liberal para considerar sus ingresos en dólares y no en pesos y en la medida que se abra el comercio fronterizo con Venezuela (donde la dolar zación de facto es un hecho) esta tendencia se hará mucho mas evidente.
Hoy estamos en medio de una tormenta cambiaria con pocos precedentes para Colombia. Todos los habitantes del territorio nacional tienen derecho a cuidar sus recursos y para ello el gobierno debe adoptar una postura mas activa. En este sendero, dolarizar ya no parece tan descabellado.
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