José Jaramillo

El lunes 19 de septiembre, a las 4 de la tarde, en el auditorio del Museo Quimbaya, de Armenia, centro cultural que hace parte del sistema de bibliotecas que patrocina el Banco de la República, se presentará el libro “Historia del Parque del Café”*, del que es autor el ingeniero agrónomo Diego Arango Mora, gestor, alma y nervio de esa obra, que es uno de los más grandes aportes a la conservación del patrimonio cultural y ecológico de Colombia, al turismo de naturaleza y al desarrollo económico del Quindío. El parque temático se inició en 1982, y se inauguró la primera etapa en 1995, en un área de 24 hectáreas, ubicadas en un paradisíaco sector que corresponde al municipio de Montenegro, entre esta población y el corregimiento de Pueblo Tapao, en medio de cafetales, plataneras, guaduales, bosques naturales…, un clima acariciador de 24 o 25 grados centígrados promedio y casas campesinas preciosamente conservadas, con antejardines de variadas especies de plantas de adorno, que se alegran con la presencia de múltiples especies de fauna. Actualmente el PNC ocupa 70 hectáreas, con variedad de ofertas recreacionales, gastronómicas, históricas y culturales; y senderos, riachuelos y puentes artesanales, en medio de especies vegetales nativas. Recorrer esos senderos es percibir la más grata sensación de vida sana, relajante e inspiradora.
El ingeniero agrónomo Arango Mora, motivado por experiencias adquiridas en viajes internacionales, y por lecturas sobre parques temáticos, que destacan valores específicos de un país o región determinados, comenzó a madurar la idea de hacer algo semejante en su tierra, en el Quindío, para exaltar la cultura cafetera y contribuir de esa manera al desarrollo turístico de Colombia, y de su región de origen, como aporte a un desarrollo económico de amplia cobertura social, y alternativa a la dependencia del monocultivo del café.
Comenzó el tozudo empresario por venderle la idea a instituciones con capacidad de financiarla. Y encontró acogida en la Federación Nacional de Cafeteros y en el Comité de Cafeteros del Quindío. Lo que seguía era definir qué se iba a hacer; contactar a expertos en diseñar proyectos de naturaleza temática, ecológica y cultural; investigar aspectos relevantes; identificar proveedores y técnicos idóneos; convocar el apoyo de la comunidad; y recopilar material artístico, artesanal y arqueológico que mereciera destacarse. A esa tarea se entregó Diego Arango por completo, con el apoyo de su esposa María Margarita y de sus hijos Lina María y Mauricio; además del estímulo de amigos que lo motivaban, miraban qué podían aportar y proponían ideas.
Cuando el PNC ya era una realidad, no faltaron quienes pusieran su cuota de envidia y mezquindad y persiguieran a Diego Arango Mora con recursos que llegaron hasta los tribunales de justicia. Pero los hechos y las bondades de la obra fueron superiores a la perversidad de esos pitufos morales, a quienes se les puede aplicar lo dicho por don Quijote a su escudero, cuando los atacó en el camino una jauría de perros: “Ladran, Sancho, porque cabalgamos”.
El Parque Nacional del Café es una de las obras turísticas, ecológicas y económicas más importantes del país; y el libro que resume su historia es un testimonio que alienta la vocación de grandeza, del Quindío y de Colombia. *Arango Mora, Diego. Historia del Parque Nacional del Café. Editorial Manigraf, Manizales, 2022.
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