José Jaramillo


La polarización política y el evento electoral del año entrante que escogerá el próximo presidente de la República, imponen la razón, el patriotismo, las sanas costumbres y el interés por construir la nación que anhelamos para nuestros descendientes. Eso implica diseñar nuevas estrategias de selección de aspirantes.
El escepticismo que se ha apoderado de la gente la impulsa a decir que no hay con quién y que todos son iguales, y no es así. Entre otros muy calificados, hay tres ciudadanos sobresalientes para escoger un buen presidente, cada uno con sus propios valores, pero cualquiera de ellos con las condiciones necesarias para conducir el país por la senda correcta, siempre y cuando se postulen a nombre de la sociedad y no avalados por directorios partidistas y apoyados y financiados por organizaciones religiosas dobladas de políticas, empresarios y traficantes de votos y por movimientos políticos externos, que quieren adueñarse del entorno latinoamericano.
Los ciudadanos aludidos son Humberto de la Calle Lombana, Germán Vargas Lleras y Óscar Iván Zuluaga Escobar, que deben postularse simultáneamente por firmas y ser promovidos por los jóvenes, que son los legítimos dueños del futuro; financiados por pequeños aportes ciudadanos y destacados publicitariamente por todos los medios, en igualdad rigurosa de espacios pagados por el Estado.
Los tres ciudadanos mencionados deben desligarse de cualquier compromiso con partidos políticos y con caudillos mesiánicos, para aspirar a la jefatura del Estado por voto popular incontaminado. Ellos tienen formación académica de excelencia, experiencia exitosa en altos cargos ejecutivos, trayectoria parlamentaria, honorabilidad comprobada, cercanía con la juventud a través de la docencia universitaria, sensibilidad humanística inspirada en principios y valores, acertado manejo de asuntos económicos, bajo la premisa de que “la economía debe estar al servicio de la gente y no al revés”; capacidad de comunicarse con los recursos de la sabiduría, la lógica y la razón; amplio conocimientos del país y de las particularidades sociales, culturales y económicas de cada región; y acceso al mundo exterior, su historia y las potencialidades para relacionarse con él en condiciones de beneficio mutuo.
En fin, De la Calle, Vargas Lleras y Zuluaga, cualquiera de ellos, puede ser el presidente que Colombia requiere. Y jóvenes, universitarios y profesionales; empresarios, académicos, amas de casa, pensionados, intelectuales, artistas y mujeres con carisma y encanto, incontaminados de populismos y caudillismos, cuanto antes deben enarbolar las banderas del cambio, para que se impongan los valores, la ética y la razón, antes de que sea tarde. La idea es que se postulen los tres para las elecciones de 2022 y el elector democrático escoja, sin consultas previas, costosas y amañadas.
“Monólogos de Florentino. Reflexiones de un ideólogo empírico”: Librería Ágora, Palermo; Papelería Palermo; Droguería Milán, Alta Suiza; Librería Odisea, centro.
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