Hace aproximadamente nueve meses viene difundiéndose que la crisis sanitaria y sus colaterales consecuencias terminarían cuando se tuviera la vacuna contra el Virus Corona 19. A la fecha no existe nada en concreto a diferencia de otros países. Inicialmente al menos con cuatro voces y luego por miles de ellas, se fundamentó la esperanza.
Se adoptaron otras medidas que protegieron a los colombianos mediante acciones fundamentalmente físicas para  evitar la circulación del virus. Los análisis de los resultados deberán  comprender lo conveniente, la oportunidad, la universalidad, la temporalidad y el cumplimiento poblacional.  
El 9 de diciembre el presidente de la República sancionó la Ley 2064, que declara: De interés general la estrategia para la inmunización de la población colombiana contra la covid-19 y establecer medidas administrativas y tributarias para la financiación y la gestión de los asuntos relacionados con la inmunización contra la covid-19 y otras pandemias. Una decisión previsiva al futuro. 
Once artículos promulgan las decisiones del Congreso y las acciones que el gobierno deberá emprender con el fin de que los creyentes en la vacunación reciban el anhelado mejor biológico. Está demostrado desde hace más de 300 años que la inmunización produce efectos benéficos traducidos  en la defensa contra la enfermedad.  
Reiterando lo fundamental: en medicina no hay seguridad absoluta. Lo que implica que cualquier acción terapéutica puede desencadenar efectos colaterales de mayor o menor gravedad. Es muy temprano para calcular todos los riesgos de la vacuna. La persona es libre frente a su cuerpo y mente, de aceptar o rechazar  un tratamiento inclusive el preventivo, independientemente de las razones de salud pública. Se impone la verdad con claridad.
Ordena la ley: Una política integral… para  una respuesta oportuna ante cualquier amenaza de epidemia o pandemia. El mandato es evidente. Ojalá no se olvide: los gobiernos pasan, el Estado sin memoria permanece. La historia es dolorosa.
 Otro precepto: Se estructurará un esquema colaborativo que incentive la producción científica en tecnologías de salud y la transferencia de conocimiento en las instituciones de educación superior del país. ¿Cuándo?  El cumplimiento debe abarcar políticas universitarias serias, exentas de dádivas,  con resultados demostrables.
 Se convoca a donaciones con beneficios tributarios para adquirir vacunas y moléculas en experimentación,  y facilitar  la transferencia de ciencia y tecnología tendientes a lograr la inmunización de la población colombiana frente al covid-19 y cualquier otra pandemia. El donativo deberá tener una reglamentación muy estricta si se quieren resultados.
 Más adelante: El proceso de inmunización del que trata la presente ley deberá efectuarse a cero costo para el beneficiario. ¿Por qué beneficiario y no habitante o similar? De doble sentido frente a las Empresas Promotoras de Salud, quienes deberían asumir el costo del biológico y la logística de la vacunación.

Otra orden: El Gobierno Nacional, sujeto a la disponibilidad de recursos, podrá contratar una póliza de cobertura global para cubrir las posibles condenas que puedan presentarse por reacciones adversas…aplicadas por el Estado. La clave es: sujeto a la disponibilidad de recursos. Gravísimo.
 La esperanza de vacuna se enfrenta a: Las vacunas serán priorizadas para los grupos poblacionales que establezca el Ministerio de Salud y Protección Social. Sobreviene: ¿Cuál vacuna, para quienes, cuándo, cómo y dónde?
 Cinco preguntas finales: ¿Qué condiciones debe tener la vacuna seleccionada? ¿Quién asumirá los riesgos de conservación, transporte y aplicación? ¿Qué papel hará el Instituto de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima? ¿La sola aceptación de la vacuna elimina el consentimiento informado? ¿Puede la ley eliminar éticamente la responsabilidad de los fabricantes y de la logística en la vacunación?
 
Nota: Manizales universitaria es la consigna.