Jorge Raad


En las etapas de la vida de las personas, las consideraciones subjetivas adquieren diferentes enfoques según la infinidad de factores que inciden en la existencia de los seres humanos. Hay una verdad absoluta que puede evidenciarse fácilmente en la inmensa mayoría de los casos y corresponde a afirmar si está vivo o muerto.
Lo demás que antes tenía igual tratamiento: blanco o negro, éste va modificándose con los cambios del entorno, el conocimiento avanzado y las experiencias cada vez más complejas.
Ahora, el imperio de los matices muy evidente. Cada persona es dueña de los suyos. Sobrevienen las combinaciones infinitas que hacen posible la diferencia entre los seres humanos para concluir que nunca habrá dos personas iguales aunque sean gemelos.
En la cotidianidad real llega un momento en que no es sencillo diferenciar el sí del no, traducido a infinidad de ideas, conceptos y acciones propias de las personas. Se puede confundir lo que es con lo que no es, resultando una anarquía de la cual es muy difícil salir sin elementos contundentes para afirmar o negar.
Cuando todo es posible las imitaciones adquieren el valor de lo verdadero y pueden llegar a desplazar lo que imitan. La industria tiene ejemplos fehacientes. Corresponde a los industriales mantener de una manera honesta, permanentemente y reconocible la marca y su calidad. De ahí se desprende la marca registrada, MR.
Cuando hay referencia escueta al cuerpo humano, la MR, es imposible. No existe, por ahora y hasta cuando la tecnología así lo decida, un cerebro MR, aunque ya existan corazones con sus válvulas o prótesis externas etiquetados MR. La diferencia intrínseca radicará en el poder del cerebro con todas sus funciones, de lo contario se entrará en el mundo de la robotización, tan probable como la terminación o modificación de la especie.
Lo que parece ser ciencia, y no es, se ha ido extendiendo desde hace decenas de años. La medicina occidental no se escapa. Es un hecho innegable y reconocido que la medicina tiene varias alternativas válidas que incluyen desde la prevención, el diagnóstico, la terapia y la rehabilitación, para todos los padecimientos.
Ahora, la Organización Médica Colegial española que incluye a 250.000 médicos ha iniciado una campaña en contra de la aparente ciencia, la denominan pseudo, que ha llegado a límites insospechados. A través del coordinador del Observatorio contra las Pseudociencias, llama la atención sobre la promoción, venta y uso de terapias que carecen de valor científico y se constituyen en un engaño para la sociedad y una agresión para los pacientes que tienen cáncer.
El punto crucial de las demandas próximas es el anuncio de que esas pretendidas terapias curan el cáncer. En el análisis expresan que hay 100 páginas promocionales, que pueden llegar a 10.000, conocidas con la sigla inglesa simplificada como WEB, que implica una inmensa red cibernética de información libre al público pero pagada por los gestores.
El desespero es el motivo básico por la cual las personas recurren a esta información y práctica de las recomendaciones. Hay que agregar que a ello se llega por un diagnóstico no esperado o no comprendido o no explicadoE o sin horizontes terapéuticos que le permitan una esperanza en su vida como paciente.
Expresa además Jerónimo Fernández, el entrevistado por Javier Salas, que hay una secta sanitaria denominada bioneuroemoción que pretende justificar las enfermedades como el resultado de un conflicto emocional no resuelto. Se deben agregar otras corrientes como la dianética y la biodescodificación.
En Colombia, los medios como redes, radio, prensa y televisión, que promueven terapias como las enunciadas e inclusive el Reiki, imposición de las manos. Existen recomendaciones perentorias de instituciones académicas internacionales relacionadas con el cáncer que indican que estas terapias no deben utilizarse en reemplazo de los tratamientos convencionales.
No puede olvidarse que el Estado es el vigilante de la Salud Pública y debe actuar de conformidad. El libre albedrío de los seres humanos permite hacer uso de la terapia que quieran, engañados o no, pero deben ser conscientes de su responsabilidad frente a las determinaciones que adopten..
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