Jorge Raad


El 7 de abril, desde hace 71 años, la Organización Mundial de la Salud celebra el Día Mundial de la Salud. De las conmemoraciones establecidas por ese ente, esta es la más importante, porque implanta delineamientos universales en temas de interés con el objeto de tener una salud eficiente.
Al pensar en la realidad que cubre todo el planeta, especialmente en aquellos aspectos que establecen diferencias entre los seres humanos, aparece la injusticia social como el factor que se encuentra en casi todos, por no expresar todos, los rincones, causando un verdadero flagelo para la vida. La variable se convierte en efecto cuando compromete aspectos de la existencia de los pueblos restringiendo derechos naturales y adquiridos.
Indudablemente no todos los pueblos tienen el mismo tipo de inequidad ni es igual en ellos el compromiso de las diferencias. En Colombia, la no equidad es un efecto que se observa por doquier. No hay territorio exento de encontrar al menos una diferencia que no debiera ser.
Así es importante reflexionar en el tema que se celebrará mañana: Un mundo más justo y saludable.
En este caso la justicia se relaciona a un tópico más general que va más allá de la justicia que debe ser otorgada en derecho a todos los habitantes de las comarcas. Aparece una pregunta que se debe contestar con franqueza en cuanto a expresar la verdad de lo que conoce y siente: ¿Qué es lo justo? En la respuesta cada quien cree tener su propia versión; es decir, su vara personal de cualificación. Sin embargo, al hacer de esta manera el ejercicio se cae en la subjetividad.
Puede ser fácil, queda la duda, llegar a que un barrio, una vereda o un corregimiento tenga justicia y sea saludable. De otro tenor es la misión de mantenerlos una vez alcanzada la meta. Más complejo es extender las cualidades enunciadas a territorios más grandes y más poblados.
Los ejemplos de inequidad se pueden observar desde la vecindad hasta lo lejano, sin salir de la región. A la pregunta: ¿Cómo puedo contribuir a la disminución y quizá, idealmente, a la eliminación de las injusticias y tener una mejor y adecuada salud? La respuesta la tiene cada quien y radica en sus convicciones y posibilidades de ayudar. Debe comenzar por él, porque su primera obligación es su persona.
Cada persona tiene la obligación de ser justa y sus acciones deben estar encaminadas a lograr este objetivo. Una vez sea justa debe hacer llegar el concepto y la realidad a quienes la rodean y así se va extendiendo una premisa que parece actualmente una utopía.
La salud no es de única responsabilidad personal, aunque así tratan de hacerlo creer no pocos gobernantes; pero realmente la obligación es compartida entre la persona, sus congéneres y el Estado.
¿Es la injusticia evitable? Sí, pero para lograrlo se requiere de muchas acciones que se entrelazan y que finalmente podrán evidenciarse como el resultado de un esfuerzo de las personas cumpliendo con su compromiso de ser solidarias con la especie.
Adicionalmente: ¿Cuándo se logrará la justicia social y se obtendrán estados de salud acordes a las etapas del ser humano? No será hoy; pero si se inicia ahora o mañana ya existirá un granito que será la base para una sociedad diferente, que podrá enfrentar las agresiones de todos lados, comenzando por las de los seres humanos y su entorno.
¿Quiénes quieren seguir con la presencia de la brecha cada vez más dolorosa, por lo honda y ancha? Unos de acá y otros de allá.
Nota: Manizales Universitaria brilla
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