Hay que reiterar el concepto de la libertad existente en el ser humano para decidir su comportamiento, por acción u omisión, determinado por su libre albedrío.
Ello ocurre en muchos territorios donde sus habitantes se consideran libres, pero existen otras latitudes terrenales en donde las libertades han sido conculcadas en forma general o selectiva. Allí las personas actúan frente a reglas conocidas mediante normas que se establecen por la tradición o se imponen como mandato nuevo.
Desde tiempos ignotos el ser humano comenzó a establecer las reglas que armonizaban sus relaciones y permitían una convivencia elemental. El paso del tiempo, la adaptación física, la diversidad de personas e intereses, el fortalecimiento de la familia y la sociedad, el desarrollo paulatino y sin límites de la capacidad cerebral y su consiguiente avance psíquico, el reconocer la importancia del medio ambiente y la espiritualidad, han sido factores esenciales que han incidido en el logro del individuo que hoy representa al Homo sapiens sapiens. O sea usted y su vecino.
Las investigaciones sobre los ancestros y su evolución son atrayentes por cuanto develan las circunstancias de la existencia de quienes han sido y ofrecen explicaciones sobre lo que hoy sucede.
Acaban de ser publicados los hallazgos ocurridos hace 49 mil años en neandertales, los cuales se separaron como especie hace 60 mil años, quienes al parecer masticaban la corteza del álamo, la cual es rica en ácido salicílico, la base del principio activo de uno de los analgésicos más importantes de que dispone la terapéutica moderna y conocido como aspirina. En el espécimen analizado se identificó un absceso dental. Además se detectó la presencia del hongo conocido como Penicillium, base de la penicilina. ¿Una coincidencia? ¿Una teoría que necesita más investigaciones? A propósito, teorías que han sido de nuevo mencionadas indican que existió sexo entre humanos y animales, por este mecanismo posiblemente se infectaba. 
Igualmente otros análisis han demostrado que ellos también ingerían un vegetal conocido hoy como manzanilla, que ayuda a la digestión, y la aquilea que tiene acciones antiinflamatorias. Estos estudios fueron conducidos por la historiadora Karen Hardy, Universidad Autónoma de Barcelona, a quien también se le debe la aseveración que indica: “Todos los animales del mundo se automedican”. La actual evidencia generalizada confirma esta regla.
Esto lleva a analizar la costumbre, cada vez más frecuente, de recurrir a personas no médicas ni con estudios en salud humana, con el fin de obtener consejo y medicación para sus males, previos o nuevos, de cualquier índole.
Otros abandonan la terapia médica ordenada o la rehúsan desde el principio, para atenerse solo a las insinuaciones o recomendaciones de familiares, amigos, compañeros o simplemente de cualquier ciudadano con el que intercambia ideas sobre su padecimiento, hasta llegar al peligroso: ¡Aah, tú tienes lo mismo que yo!
El paciente tiene la libertad de hacer lo que considere mejor, muchas veces inducido por la nula respuesta a los tratamientos convencionales ya sea por inoperancia de ellos o porque la enfermedad avanza incontroladamente y se insinúa el fin.
Los enfermos, su familia y la sociedad, deben estar seguros de la decisión, cuando escogen vías alternas para sus tratamientos. Los pacientes conscientes deben tener una información suficiente para aceptar estas alternativas como única terapia o concomitantemente con las que le ofrecen los médicos alópatas, en diferentes disciplinas incluyendo la homeopatía. El paciente debe ser autónomo, a veces es difícil por sus condiciones mentales y emocionales. Hay muchos efectos derivados de las terapias, las unas y las otras. Unas pocas son inocuas para todo proceso y aquí surge la pregunta: ¿Para qué sirven? 
El paciente tiene derecho a saber lo que puede esperar de sus terapias, cualquiera. Debe tener toda la libertad para decidir y conservar la esperanza de lo que desea. No debe llamarse a engaño por su decisión pero tampoco debe ser engañado por una supuesta compasión.