Jorge Raad


Existen verbos difíciles de conjugar cuando implican acción de la primera persona del singular y del plural. Un ejemplo clásico es retractarse por lo que se expresa verbalmente o mediante escritura o por la producción de imágenes.
El verbo se relaciona con la acción mas no con la omisión, la cual corresponde a otras consideraciones que pueden ser tan lesivas como aquellas que inducen a una evidente retractación. Nadie se retracta de lo que no ha dicho o hecho, pero es responsable con su firma, con su juramento o con su posesión o con su conducta por lo que ha dejado de hacer o decir. ¡Se olvida sin rubor! No hay que mirar para el otro lado.
Cuando la acción provoca ofensas, inclusive mentir, en cualquiera de las modalidades a otras personas o instituciones, quienes se sienten agredidos con razón, a veces sin razón, solicitan la retractación del ofensor o agraviadores. El pleito entre las partes, dos o más, puede ir hasta los tribunales.
Las publicaciones de cualquier índole, científicas, políticas, informativas, religiosas o de temas frívolos, están expuestas a que sus colaboradores sean inculpados por una acción que induzca a solicitar retractación.
Eso ha llevado a que editores y Consejos de Redacción sean cada vez más estrictos con lo que autorizan difundir con el fin de evitar la publicación de falsedades.
Cuando los destinatarios no son rigurosos al recibir lo que se expresa o representa, esto puede pasar desapercibido o es el inicio de una cadena de informaciones mentirosas como se ha leído, escuchado y visto, a través de varios medios masivos de comunicación social. Ahora es moda divulgar aspectos epidemiológicos, clínicos, terapéuticos y la prevención a través de barreras físicas o a través de la vacuna, relacionados con el Virus Corona 19.
Los científicos, con su ciencia, no escapan a cometer errores, conscientes o no, que difunden en sus publicaciones; ello no es nuevo porque existe desde tiempos inmemoriales. Hoy los receptores son más estrictos con lo que otros comunican porque ya no es el dominio de la ciencia por la ciencia ni el altruismo, sino que los intereses de todo orden están implicados en las cercanías de los productos de investigación, ya sean patentes o publicaciones que posteriormente pueden ser la causa de réditos inclusive monetarios.
El viernes pasado la revista Science cita en un artículo, escrito por Charles Piller, la utilización de información previamente revocada con referencia a estudios de pacientes con Virus Corona 19, en al menos 100 escritos científicos. El hecho es grave. Las revistas con la información invalidada son dos de elevada consideración médico-académica mundial.
El problema se originó en el inadecuado manejo de la base de datos proporcionada por el dueño de la compañía investigadora y quien fue coautor en ambas publicaciones. Los temas intervenidos fueron dos: Uno, el uso de la hidroxicloroquina, medicamento contra el paludismo, promocionado además por quien mañana será expresidente estadounidense.
El otro, fue la relación entre la ingesta de substancias terapéuticas contra la presión arterial y el riesgo de morir.
Se cree que en las publicaciones biomédicas el 90% de las retractaciones no son tenidas en cuenta. ¡Error!
El problema fundamental, independientemente del hecho que causó la alteración de las cifras e indujo a un errado análisis, radica en no tener en cuenta las retractaciones cuando ellas se producen. Así se establecen las cadenas cotidianas con cientos de desaciertos que, poco a poco, van menoscabando la credibilidad de lo real. ¡El chisme!
Nota 1. ¿Qué se ha planeado para los ocho meses postvacuna?
Nota 2. Manizales, Ciudad Universitaria es fundamental
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