Jorge Raad


La búsqueda de la certeza es un imperativo para los seres humanos. Pocos no quieren alcanzarla para sus objetivos trascendentales ni para sus nimiedades.
Certeza por sí sola no implica felicidad o desventura. Las personas aspiran al menos a tener conocimiento, con un determinado grado de probabilidad de que algo va a ocurrir y lo contrario, que no va a suceder. Seguridad, en un ciento por ciento, es muy difícil. Sin embargo, el ejemplo clásico de que algo ocurrirá sin apelación es la muerte.
Certeza y tiempo están relacionados de alguna forma, sin que ello se convierta en una exacta asociación. A más corto tiempo puede tenerse seguridad, en un alto grado, que sucederá un evento. Como ejemplo, puede mencionarse que una tarde con nubes oscuras, fría y con truenos puede presagiar lluvia pronto, quizá en minutos. Pero nadie, aún con los instrumentos más complejos, puede aseverar con un elevado grado de probabilidad que lloverá dentro de seis meses.
Certeza en los comportamientos humanos es muy difícil. A manera de ejemplo, infinidad de personas mantienen a través del tiempo una manera predecible de su actuar, tal es el caso de la honestidad y en sentido contrario de la corrupción, aunque en ambos casos puede suceder que modifiquen sus actuaciones.
La semana anterior la revista Nature Communications publicó un artículo sobre la manera de predecir la muerte con un perfil metabólico derivado de un estudio analítico en 44.168 personas. El trabajo fue realizado por investigadores holandeses, alemanes, finlandeses, ingleses, suizos, australianos, escoceses y estonios, pertenecientes a 38 instituciones de investigación pura o académicas, encabezados por Doris Deelen, Johannes Kettunen y P. Eline Slagboom.
Pareciera una charada, pero no lo es por la trayectoria de los investigadores, la calidad del trabajo, la importancia de las entidades vinculadas y la seriedad de la revista.
Tradicionalmente los médicos definen las perspectivas de vida y muerte de un paciente basados en los factores de riesgo tradicionales como edad, enfermedades preexistentes, obesidad, hipertensión, sedentarismo y género. Las previsiones sobre los acontecimientos son de variada aceptación y cumplimiento.
El análisis se centró en la identificación de biomarcadores, los cuales son sustancias que se encuentran en la sangre, plasma o suero, de los seres humanos, son cuantificables y varían de acuerdo con el estado de las personas, con o sin enfermedad, o como respuesta a la terapia.
Existen estudios previos relacionados con la determinación de la muerte en pacientes diversos, pero ninguno hasta ahora con las características de esta evaluación que analizó 226 biomarcadores. De ellos seleccionaron 14 para el estudio, mediante análisis conjunto. La edad osciló entre 18 y 109 años.
Hay biomarcadores asociados con disminución del riesgo de muerte, como por ejemplo las concentraciones elevadas de lipoproteínas de alta densidad, HDL, histidina, leucina y otros. A la inversa sucede con glucosa, lactato e isoleucina.
La esencia del estudio consistió en determinar la probabilidad de muerte de los evaluados entre los siguientes 5 y 10 años. El 12,5% de los pacientes falleció durante el período de los análisis. Los autores adoptaron un sistema que les permitía construir una puntuación que podría ubicar a las personas en un riesgo de muerte y con ello se anunciarían tratamientos adicionales para prolongar la vida con calidad.
Con el trabajo desarrollado llegaron a una certeza del 83% para el cálculo de la muerte, en contraste con el 78% que existía previamente bajo otras condiciones.
No parece ser importante una diferencia del 5%, pero ello se convierte en una vía para adoptar otros biomarcadores que permitan decirle al paciente sus probabilidades de vida. Si ello es cierto, tendrá que impactar en otras esferas como los seguros de vida, que de por sí ya tienen limitantes con las enfermedades preexistentes. Los riesgos laborales y las pensiones son áreas que deberán ser exploradas.
Sigue siendo un riesgo vivir, pero las personas pueden acudir a los médicos para identificar sus posibilidades. Afortunadamente, por ahora y solo por ahora, la muerte no depende totalmente de un puntaje escueto, aunque muchos pueden presentirla.
Nota: Manizales, una insigne Ciudad Universitaria.
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