Destacados e importantes periodistas regionales reunidos en la agremiación “Consejo de Redacción” (Unión informativa caldense), dejaron consignadas sus preocupaciones por el desastre por el que atraviesa Manizales. Y se siente complacencia por el significado que tiene una manifestación de periodistas independientes, serios, documentados y tradicionales, que decidieron alertar a la ciudadanía sobre lo que hoy padecemos y sobre el futuro que nos espera.
En unos de sus párrafos expresan: “Preocupa la inercia, pasividad y cristiana resignación de un conglomerado que no reacciona ante el actual estado de cosas. Por eso, exhortamos a los diferentes actores sociales, políticos y gremiales a que despierten del marasmo en que se encuentran y asuman una actitud de defensa de los más caros intereses de ciudad. Recogemos así un vasto clamor ciudadano y en ningún momento estamos haciendo juicios de valor... Dejamos constancia de la preocupación que nos asiste por los destinos de nuestra querida ciudad, vista desde afuera como un territorio emprendedor y pujante, y ´el mayor desafío de una raza´, al decir del inolvidable Álvaro Marín Ocampo.”.
Ahondar sobre el texto del comunicado sería redundante, pues los destacados periodistas describen, con inigualable exactitud, lo que padecemos en la ciudad desde que se posesionó Carlos Mario Marín como alcalde, y que ha sido ampliamente difundido en los medios de comunicación y en redes sociales.
Y ante estas oportunas manifestaciones, y teniendo en cuenta que delegados del Gobierno nacional, y hasta el propio presidente, vuelcan hoy los ojos en la ciudad, me pregunto: ¿cuál Manizales mostrará Carlos Mario Marín a estas personalidades?: ¿la que él se imagina que gobierna; es decir, el paraíso que él asume que ha construido a través de su desconexión con la realidad, o la Manizales caótica en la que tiene convertida esta urbe? ¿La ciudad que simula un territorio postguerra, o esa que pregona llena de movilidad, modernidad y seguridad? ¿La Manizales que padecemos quienes día a día nos enfrentamos a la anarquía, el desgobierno, los desfalcos al erario, las mentiras mediáticas, las payasadas en redes y el ridículo constante, o la ciudad que solo reposa en su desubicado magín? ¿La ciudad con obras que solo son válidas en papeles mentirosos, o aquella que tiene su futuro trunco por la imposibilidad de cumplirlas? ¿La Manizales convertida en un circo, cuyo maestro de ceremonias parece disfrutar como si fuera su juguete, o aquella que llora su desesperanza, pérdida de oportunidades y retroceso evidente?
Advierto que estos sí son juicios de valor. Y lo son, por cuanto constituyen una opinión subjetiva de su autor, pero basada en la realidad y sustentada en hechos concretos, ciertos, palpables, tangibles y demostrables. Son juicios expresados por un columnista que aborda la realidad desde su óptica personal, después de acumular un acervo documental que sustenta sus afirmaciones. Juicios que, infortunadamente, tienen además sustento en una percepción colectiva de la que es imposible desprenderse. Juicios que, por sí solos, no conducen a nada, pero aunados a voces tan importantes como las de periodistas de tanta tradición e independencia, pueden llevar a una reacción social.
Las demás organizaciones cívicas, civiles, gremiales, políticas y profesionales están en mora de emular la valentía y el arrojo de este conjunto de periodistas que hoy manifiestancon altura su descontento y preocupación. Porque es un secreto a voces que Manizales está sin norte, y en todos los círculos el comentario obligado es, precisamente, la angustia que vivimos sus habitantes. Comentarios que trascienden nuestras fronteras, pues los visitantes que otrora admiraban a nuestra ciudad por su orden, limpieza, civismo, cultura,belleza, hidalguía y tesón, hoy reconocen con dolor que llegan a una ciudad carente de esos valores que la hacían tan atractiva e inigualable.
¡Vaya pues un saludo de felicitación a los citados periodistas, y otro de agradecimientopor convertirse en voceros de cientos de miles de manizaleños que sentimos vergüenza por las perturbaciones administrativas que aquejan a Manizales, y desazón al ver el estado deplorable en que se encuentra la ciudad! Estas voces construyen y alertan para que no nos dejemos engañar por esos cantos de sirena que terminan destruyendo todo a su paso.
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