Jonathan Ballesteros

Apenas han pasado cuatro años desde que el economista alemán Klaus Schwab, en el marco de la edición 2016 del Foro Económico Mundial, acuñara el concepto de la Cuarta Revolución Industrial, término hoy en boga, señalando que esta revolución “modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes”. Este año hemos evidenciado que los vaticinios de Schwab eran sobradamente ciertos y presenciamos, como testigos de lujo, la consolidación de una etapa histórica de la humanidad donde, necesariamente, los cambios tecnológicos acelerados transformarán las relaciones económicas de nuestras sociedades.
Una década atrás, con el liderazgo de Gabriel Cadena y Ricardo Gómez, exrectores de la Universidad Autónoma de Manizales y la Universidad de Caldas respectivamente, Manizales se convirtió en una ciudad pionera en Colombia que logró la convergencia de las tecnologías digitales con las riquezas biológicas de nuestro entorno natural. El papel de los mencionados académicos, que lograron hacer frente común con distintos actores de la ciudad, entre los que se destacó el exalcalde, Jorge Eduardo Rojas, permitió en el 2013 la instalación del Centro de Bioinformática Biología Computacional -BIOS- en el ecoparque Los Yarumos. Como resultado, Manizales logró obtener una “súper computadora” que le continuaría aportando fortaleciendo los indicadores de competitividad del territorio. No en vano la ciudad se convirtió en un referente de la vanguardia del desarrollo tecnológico y epicentro de innovaciones, anticipándonos a la carrera de la cuarta revolución industrial.
Del entusiasmo inicial por las iniciativas que desde BIOS se gestarían para beneficio del desarrollo económico, científico e innovador de la región, los últimos meses del centro siembran dudas y escepticismo sobre su futuro inmediato. Desde la renuncia hace un año de Danny Molina como director de BIOS, esta entidad ha tenido que afrontar el nombramiento de dos gerentes, quienes han presentado su renuncia al poco tiempo de posesionarse. En 2019, producto de la cooperación entre Colombia y la República Popular China, se realizó la donación de una nueva infraestructura informática que potencializa las acciones de analítica de datos e inteligencia artificial, no obstante esta nueva “súper computadora” aún no está en funcionamiento, lo que es, sin duda, un desperdicio de las potencialidades de las capacidades tecnológicas instaladas del Centro.
Si bien BIOS es un proyecto de dimensiones del orden nacional, donde concurren fuertemente los intereses de los Ministerios de TICs y el recientemente creado de Ciencia, Tecnología e Innovación, se encuentra instalado en Manizales, siendo uno de los más importantes activos que tiene Caldas para construir una narrativa fuerte y real de una economía innovadora que esté preparada para afrontar los retos de cuarta revolución industrial. BIOS es un centro de desarrollo tecnológico que debe tener al unísono una activa defensa de los gremios, las universidades, la Alcaldía de Manizales, la Gobernación de Caldas y la clase dirigente, quienes están tardíos en arropar y articular más acciones con este Centro. BIOS tiene mucho que aportar a Caldas en su proceso de recuperación económica, los empleos del inmediato mañana tienen que ver con el ejercicio que desde allí realiza con el valeroso tesón del equipo humano que capotea las dificultades de su presente administrativo. Este es un llamado a rodear bandera frente al futuro de BIOS.
Toda revolución implica el tránsito social por terrenos inciertos y complejos, donde anticipar cualquier escenario sería recorrer lo especulativo; de lo poco cierto en este ambiente de zozobra por lo desconocido de las realidades de nuestra historia actual, es la obligación que le asiste a los gobiernos por asumir las estrategias necesarias para que el avance, en este caso de la llamada cuarta revolución industrial, no atropelle a una ciudadanía que, por desconocimiento o indiferencia, puede sumirse en las adversidades y no en las ventajas que los cambios tecnológicos traen consigo. El mensaje es de urgencia. ¡Debemos salvar a BIOS!
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