Jaime Jaramillo


Para lograr hacer que tus sueños y metas se vuelvan realidad, además de escuchar la voz de tu corazón, debes:
* Preparar y limpiar el terreno donde vas a sembrar tus sueños, es decir, establecer dónde, cómo, cuándo y para qué vas a sembrar lo que deseas.
* Cuidar y nutrir diariamente tus sueños, con la prioridad puesta en los más importantes pero con un trabajo equilibrado en todos ellos; con amor, pero sin apegarte, dejando fluir y permitiendo que la naturaleza haga también el trabajo.
* Tener paciencia y entender que todo llega a su debido tiempo y en su justa medida.
Ahora, recuerda: “Nunca, nunca, nunca jamás dejes de soñar; ponle alas a tu imaginación y tren de aterrizaje a tus sueños a través de la acción inmediata”.
Esta frase contiene tres claves para hacer realidad tus sueños:
1. Nunca, nunca, nunca jamás dejes de soñar. Sueña como si fueras a vivir eternamente. Vive y disfruta tus acciones amorosas y tus elecciones como si fueses a morir hoy; porque quien lo intenta una vez quizás puede fracasar, pero aquel que no lo intenta ya fracasó. Séneca decía sabiamente: “No es que no nos atrevamos porque las cosas sean difíciles; es porque no nos atrevemos que las cosas son difíciles”. Fíjate bien en el momento en que dejas de soñar, porque significa que estás muriendo.
2. Ponle alas a tu imaginación. Si no cultivas tu imaginación es como si tuvieras alas y no pudieras volar. Usa todo el poder creativo que hay en ella y deja que tu subconsciente siga los procedimientos necesarios para conseguir esos sueños. Cuando te sumerges en el diario vivir, la vida pasa sin que lo adviertas.
3. Ponle tren de aterrizaje a tus sueños a través de la acción inmediata. El que camina sin saber a dónde va generalmente llega a donde nunca hubiese querido llegar. Si no sabes exactamente qué quieres, cómo lo quieres y hacia dónde quieres llevar tus objetivos, ¿cómo crees que vas a alcanzar tus metas? Si tu visión está turbia no puedes dar en el blanco.
No dejes que tus sueños de siempre se conviertan en pesadillas a causa de tu inactividad, por limitarte a pensar y hablar en vez de actuar a tiempo. Fíjate en qué te produce frustración o desasosiego en este momento. Acaso ¿es bueno haber dejado pasar la vida pensando siempre en ese sueño que ibas a realizar pero que nunca lograste, quizás por vivir los sueños de los demás y no los tuyos?
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