Jaime Escobar Herrera


El occidente colombiano vivió la semana pasada la prueba ciclística “Colombia Oro y Paz” durante cinco días. Ciento cincuenta ruteros cruzaron los departamentos de Cauca, Valle, Quindío, Risaralda y Caldas.
El sueño nació en la oficina de Miguel Escobar Penagos, ejecutivo de la firma Postobón, quien recibió hace tres años a los directivos de la Federación Colombiana de Ciclismo y analizaron la viabilidad de realizar en Colombia una competencia categoría 2.1. Esta carrera es de cinco días y permite la presencia de los equipos Word Tours.
Las grandes del calendario UCI (Unión Ciclística Internacional) son: El Giro de Italia, el Tour de Francia y la Vuelta a España, con una duración de tres semanas cada una.
En estas competencias pueden participar las 18 escuadras profesionales, o Word Tours, que tienen cupo por derecho propio. Cualquier equipo diferente que desee participar debe recibir invitación especial de la UCI. En la categoría 2.1 pueden participar corredores Word Tours, procontinentales, continentales y selecciones nacionales.
En octubre de 2017, Jorge Ovidio González Longas y el manizaleño Agustín Moreno Aristizábal, presidente y vicepresidente de la Federación Colombiana de Ciclismo, viajaron a Noruega con la documentación y las pólizas para consolidar el sueño de realizar en nuestro país competencias de talla mundial. Allí recibieron la acreditación, el permiso de la UCI, y de regreso, iniciaron la parte más difícil del proyecto, la consolidación del presupuesto para un suceso costoso, pero que dinamiza la economía local y muestra a Colombia ante el mundo. Este es un evento que ocupa 350 empleos directos y 1.500 indirectos. En esta tarea se visitó al sector privado y al público, recibiéndose gran colaboración, pero supeditada al trazado de la carrera y su finalización, condición que generó una puja interesante entre los gestores de la idea.
El Gobierno Nacional, Departamental, Local y la Industria Licorera de Caldas, hicieron sus aportes para dar inicio al serio compromiso adquirido con la rectora del pedal a nivel mundial. Luego, la oportuna y eficiente gestión del coterráneo Agustín Moreno logró la programación del arribo de la última etapa a nuestra ciudad, permitiendo que una legión de extranjeros entre periodistas, ciclistas, directivos, técnicos y auxiliares, disfrutaran de la más excelsa demostración de ciclismo con protagonistas de altísima calidad, donde pudieran extasiarse maravillados con la belleza de nuestras tierras, paisajes, con la calidez de sus gentes, con el entusiasmo de una afición que admira y venera a sus ídolos, con nuestra ciudad sostenida en la montaña y bordeada por unos caminos que retan a los máximos exponentes del ciclismo mundial, a escalar los espacios por donde solo subían los arrieros con sus recuas.
Un multitudinario recibimiento hizo Manizales a los 25 equipos que llegaron a la cita. Las cien mil personas que los aclamaron en la meta y a lo largo y ancho de la vía se robaron el sentimiento de los pedalistas, quienes confesaron no haber presenciado nunca un recibimiento tan apoteósico. Manizales se lució, esos inolvidables momentos fueron transmitidos por la televisión internacional y observados por miles de seguidores del mundo deportivo.
A todo señor, todo honor. Felicitaciones doctor Agustín.
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