Jaime Enrique Sanz Álvarez
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Para nuestro presidente, la política tributaria se apoya en una determinación muy simple, que además, corresponde con su ideología: dividir a los ciudadanos en ricos y pobres, para que los primeros pongan los recursos con los que se sufraguen las necesidades de los segundos; aparentemente muy buena, acertada y, además cristiana fórmula. Para ampliar la base de quienes deben tributar decidieron darle la condición de rico a quien tenga ingresos superiores a diez millones de pesos. Tal definición olvida la clase media, que yo llamaría “acomodada”, porque se trata de pobres que, con un buen sueldo, se endeudan, compran casa, poco después carro y son vistos como ricos.
Mientras el mundo mantiene e incluso aumenta el consumo y el comercio del petróleo y el gas, en Colombia se avisa una posición contraria a la extracción de esos insumos que vienen engrosando los recursos del país (Se argumentó incluso que en caso de ser necesario el gas se compraría en Venezuela). Resulta cuando menos curioso que Colombia bajo el nuevo mandato se aparte de la posición tradicional de los gobiernos de izquierda, pues, como se sabe, Rusia, China y Venezuela son los grandes exportadores de gas. La limitación y posterior terminación de la extracción de petróleo y gas es lo que induce la decisión de cargarle el tributo a los nuevos ricos, esto es, los que tienen ingresos superiores a diez millones, incluidas las pensiones, no obstante que, de acuerdo con la Constitución Nacional, artículo 48: “la ley definirá los medios para que los recursos destinados a pensiones mantengan su poder adquisitivo constante”, pues como se hace evidente el impuesto que se pretende disminuye el poder adquisitivo de la pensión.
Es apenas el principio, se anuncian muchas otras políticas, que tocan con las fuerzas militares. Puedo, y mejor aún debo entender que, en tiempos de paz, la policía solo se ocupe de labores cívicas y el ejército de vigilancia interna y en las fronteras, pero en tiempos de guerra hasta la policía debe estar preparada para defender el pueblo y sus habitantes; desarmarlos previamente con el ofrecimiento de la paz es dejarlos expuestos, a merced de quienes les ataquen. La “paz total” se supone con todos los alzados en armas: disidentes, Nueva Marquetalia, paramilitares y, Eln con quienes ya se dieron pasos dando por saldada la muerte de los cadetes, para todos, debe entenderse, con iguales o más amplios beneficios de los concedidos a las Farc. El Ministerio de Defensa inicia su labor protegiendo a los ofensores. Roto el axioma que predica una pena: “el que la hace la paga”, resultan accesibles todos los acuerdos.
En el Congreso de la República, mientras tanto, no obstante comprobar lo fácil que resulta sumar mayorías con ofrecimientos, pretenden facilitar su manejo permitiendo el transfuguismo, para contar con mayorías permanentes. No todo pueden ser temores, el gobernante de turno no solo tiene adeptos, gobierna para todos y debe oírnos a todos. No todo pueden ser quejas: para aliviar las cargas, debo manifestar que, admiré y aplaudí, la corta, rápida, orgullosa y ejemplar respuesta del presidente Gustavo Petro al venezolano Diosdado Cabello que pedía la extradición de compatriotas suyos opositores al régimen de Maduro: “Colombia garantiza el derecho de asilo y el refugio”.
Colofón. En Tarragona (España) un individuo de nacionalidad rumana atacó la sede de una entidad de salud (al parecer le negaron atención) y los agentes de policía le repelieron. En la refriega resultaron heridos los agentes, alguno de gravedad y, el asaltante, a quien las heridas le causaron tetraplejia con sufrimiento grave, crónico e irreversible; este solicitó y le fue concedida eutanasia. Los agentes se opusieron y el Tribunal Constitucional señaló que “…la decisión no viola ningún derecho fundamental”. No soy partidario de la eutanasia y opino que tiene derecho a cuidados paliativos que le permitan una muerte sin dolor. El delincuente recibió suficiente castigo con las heridas causadas que incluso le conducen a la muerte que solicita. La exigencia de que le prolonguen el sufrimiento resulta exagerada.
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