El objetivo de un buen profesor es que su discípulo acabe convertido en un mejor maestro.
Su misión no es dar información, es sembrar valores y llevar a su discípulo a que lograe su mejor versión.
Que reconozca su grandeza con humildad y sepa afrontar las crisis y superar los obstáculos con resiliencia. 
A veces vivimos cosas complejas y, en apariencia irreversibles, que agitan nuestro pensamiento. 
Y son esas experiencias bien asumidas las que nos hacen llegar más lejos de lo que creímos en un comienzo.
Hay que subrayar la complejidad de lo que sentimos. La ira también puede ser positiva. 
La alegría, melancólica. Y la tristeza, un motor de cambio. Una emoción no existe sin sus zonas limítrofes.  
Nuestro interior es como un archipiélago: son pequeñas islas en un mismo mar, separadas por fronteras difusas. 
@gonzalogallog