Gonzalo Gallo


Sana los vacíos y los miedos de tu pasado, cultiva un amor liberador y repite sin cesar: acá estoy de paso y todo es prestado.
Donde hay amor no hay necesidad. Amas sí puedes decir: “Te quiero mucho, pero no te necesito”.
Los apegos dependientes son un freno en la vida y, al momento de morir, generan desasosiego.
Si Dios de verdad llena tu vida podrás afirmar: me amo y amo sin posesividad ni ansiedad. No sufras hipnotizado por lo material.
Los apegos desnudan tu inseguridad y tus miedos que contagias a los que dices amar. Confía y verás que la fe es tu mejor aliada.
Ámate de tal modo que no necesites a nadie ni nada para ser feliz. No permitas que otros te necesiten porque los rebajas. Si alguien es todo para ti o tu razón de vida, vas a sufrir debido a las dependencias. El espejo de los apegos refleja una autoestima baja y una fe frágil.
La sociedad te impele a poseer, pero lo que te colma de paz y felicidad no es tener más, sino ser más en el sendero del amor puro.
@gonzalogallog
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