Gonzalo Gallo


Un sabio maestro dijo alguna vez: “Nadie puede robarte o quitarte lo que nunca has hecho tuyo”.
Con una óptica espiritual nada es de uno, todo es prestado y todo se va a perder, menos la esencia espiritual.
Por eso es sabia la invitación budista a aceptar la impermanencia y soltar apegos que amarran.
Sé como el árbol que se desprende en otoño de todo su follaje y renace en una explosión de vida.
Anhela lo que algunos místicos llaman “desnudez espiritual”: tener todo con libertad como si no se tuviera nada.
A eso se llega con un entrenamiento continuo de soltar, desapegarse, compartir y amar libremente.
Donde más cuesta es en los vínculos afectivos que son como lazos invisibles, cuando no son cadenas.
Cuando te amas y Dios llena tu corazón, todo lo demás se relativiza y no te identificas con nada pasajero.
Pero eso vive una unión total con Dios, una comunión de amor que te da la felicidad total y la paz perfecta.
@gonzalogallog
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015