Gonzalo Gallo


Fabián creció en un hogar pobre y sin padre, su mamá era violenta y lo maltrataba a él y a sus dos hermanitas.
La calle fue su hogar y muy pronto el odio, las carencias y los vacíos de amor lo llevaron a la delincuencia.
No obstante, en lo íntimo de su ser estaban los sabios consejos y el amor de su abuela materna.
Ya de 17 años era un malhechor y una noche atracó a un señor y para robarle el auto lo iba a matar.
Antes de dispararle a la cabeza vio como una cadenita de la Virgen que llevaba en su pecho brillaba. Se la había dado la abuela, pensó en ella y sintió en su corazón que no debía asesinar a esa persona.
Partió raudo en su moto con el corazón acelerado, salió de la ciudad y tuvo que detenerse a llorar. Desde esa noche su vida cambió.
Busco ayuda y poco a poco se encontró con lo mejor de sí mismo y con Dios. Volvió con sus hermanas y todo mejoró.
@gonzalogallog
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