Gonzalo Gallo


Suena extraño, pero los sabios dicen que el perdón debería ser innecesario y tiene sus trampas si no lo haces bien.
La verdad es que si practicas la comprensión y la compasión, entiendes que el otro hizo lo que podía atrapado en su realidad.
Quien falla lo hace condicionado por las circunstancias, el desamor y un estado de inconsciencia e ignorancia.
Si te abres a esta visión no necesitas perdonar, por eso la compasión pide un estado superior de consciencia y de amor.
Una trampa del perdón mal vivido es creerte superior a quien te ha agraviado. “Yo soy bueno y él es malo”.
Eso te lleva a poner condiciones exageradas, o incluso, a asumir en una relación de pareja posturas dominantes o de manipulación.
Otra trampa del perdón es ofrecerlo tan fácil que el otro lo toma como un permiso para volver a fallar.
Otra falla es un “perdón con espejo retrovisor”. Perdonar recordando sin cesar una falla en realidad no es perdonar.
@gonzalogallog
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