Gonzalo Duque Escobar


Con el lema “Manizales con más oportunidad de Emprendimiento, Competitividad y Empleo”, se desarrolla un importante proceso liderado por la administración municipal, en el cual con los actores sociales locales se propone crear una política pública sobre la materia. Al respecto, me permitiré presentar dos elementos estratégicos conexos, asociados a la dimensión económica de la competitividad, que dado su alcance suprarregional quieren mayores niveles de gestión.
El primero, un sistema intermodal de carga para el país, que se puede implementar convirtiendo la posición geoestratégica de nuestro territorio en ventaja competitiva, si para el efecto expandimos el sistema ferroviario buscando articular la región Andina al permitir salir desde el Altiplano hasta los mares en Urabá y en Buenaventura; esto mediante el Ferrocarril Cafetero que cruzaría la Cordillera Central a través de un túnel por el Norte de Cerro Bravo para el paso de un tren, que uniría a La Dorada con el Km 41; y luego mediante la proyección del Corredor Férreo del Cauca operando como corredor logístico desde el Eje Cafetero, al unir al Pacífico con el Atlántico con una nueva línea que transitaría a través de túneles y viaductos, así: al Sur de La Virginia, construyendo la variante de Loboguerrero en lugar de remontar la cordillera por La Cumbre, lo que supone hacer eficiente el Ferrocarril del Pacífico; y al Norte del Km 41 construyendo el nuevo Ferrocarril de Antioquia a Urabá según lo propuesto en 1905 por Carlos E. Restrepo.
Con ambos proyectos pasando por el Eje Cafetero tendríamos un sistema intermodal de carga que beneficiaría a Manizales, soportado en corredores logísticos apalancados en trenes e hidrovías, dos medios que de contar con carga suficiente, pueden resultar varias veces más económicos que la tractomula, si es que se desarrolla la locomotora del carbón andino y se planifica la inversión en infraestructura conectando los centros de generación de carga de Colombia. Adicional a este corredor logístico entre Urabá y Buenaventura con salida a la Hidrovía del Magdalena y al Altiplano, el sistema permite una tercera conexión férrea entre Urabá y Cupica que articularía nuestros mares, conformando así el Ferrocarril Verde como paso interoceánico que se complementaría con la hidrovía del Atrato hasta Vigía del Fuerte. Dicho ferrocarril de 260 km marchando por Chigorodó en el Urabá antioqueño, no afectaría el Parque Natural de los Katíos en el Darién.
Y el segundo, tiene que ver con la ciudad región Pereira-Manizales, dos ciudades intermedias conurbadas obligadas a integrase desarrollando previamente sus Áreas Metropolitanas para complementar sus economías, en lugar de competir como centros urbanos vecinos, porque de no hacerlo palidecerán por los efectos de vaciado ejercidos desde Cali y Medellín. Dado que la integración supone conformar un mercado ampliado integrando el sistema de transporte urbano, y que la complementariedad exige aplicar la metodología de clúster entre las capitales cafeteras, lamentablemente la subregión Centro-Sur de Caldas en lugar de un área Metropolitana como figura de ordenamiento territorial, ha conformado una Asociación de Municipios que es una figura jurídica volátil en el tiempo, de utilidad solo en casos como los Contratos Plan.
Ojalá en adelante hagamos lo debido para garantizar en el largo plazo la estabilidad de las decisiones que requiere la Ciudad Región en materia de movilidad y de servicios públicos compartidos, y de proyectos estratégicos como: 1- el Aeropuerto del Café vital para el PCC; 2- el tren de cercanías para el Eje Cafetero, un nuevo proyecto de infraestructura para la oferta de transporte público colectivo y de alta calidad; y 3- el establecimiento de polígonos para industrias químicas de base minera que capitalicen las ventajas de las plataformas logísticas. Sobre esto último, porque al contar con energía disponible y un transporte intermodal más económico, gracias a un potencial de 210 yacimientos mineros existentes en el Eje Cafetero, la Ecorregión podría desarrollar industrias químicas de base minera, aprovechando entre otros minerales, las jaguas y fraguas del oro de las explotaciones de Marmato y del oriente caldense, las calizas que afloran en Neira y en Victoria, las arenas silíceas de Pueblo Rico y Cerro Bravo, y el manganeso de Apía y Viterbo, para exportar commodities estratégicos desde los nodos logísticos del Magdalena Centro y del Corredor del Cauca.
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