Germán Cardona Gutiérrez


Manizales es un paraíso. Para los que vivimos fuera, volver a nuestra ciudad, estar con los familiares y amigos, visitar los sitios de nuestra predilección como por ejemplo Termales del Otoño, la zona de Santágueda o simplemente ir a comer un pastel en La Suiza, un perro o un cábano donde El Joven, un almuerzo en Don Juaco o uno más elegante en Vino y Pimienta es motivo de enorme satisfacción. También es de enorme satisfacción venir a la ciudad en carro desde Bogotá y salvo la oposición que existió para que se instalara un peaje en el sector de La Esperanza, es poco lo que se ha hablado de la nueva vía que se está construyendo entre Cambao y Manizales.
Le correspondió al Gobierno Nacional desde el año 2011 y al concesionario Alternativas Viales insistir, insistir y persistir para que esta vía no se convirtiera en un barril sin fondo y quedará como una ilusión más.
Justo es hacerle un reconocimiento a Alicia Naranjo, inteligente dama de raíces caldenses, que le puso no sólo el entusiasmo sino el amor por la tierra de sus antepasados y su sobrada capacidad para sacar este proyecto adelante.
LA PATRIA, en un reciente artículo de Juan Carlos Leyton, hizo un importante análisis de la obra que avanza muy bien cumpliendo con todas las normas ambientales .
El hecho de llegar o salir desde Manizales hacia el valle del Río Magdalena, pasando a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar por la zona de La Esperanza, Ventanas y Murillo viendo hermosos cultivos y animales de tierra fría, hasta llegar a Libano y Cambao en el Tolima, después de pasar al lado de un bosque húmedo que se respetará en todo su recorrido nos permitirá que nuestra ciudad se convierta en uno de los sitios ambientales y ecológicos más importantes del país y un gran centro de observación de fauna y flora, es decir en uno de los sitios más lindos de Colombia y el mundo.
Ojalá que los que ayer eran enemigos de este hermoso proyecto se den al menos el trabajo de conocerlo. No importa que ahora y hasta el año 2023 haya que soportar algunas incomodidades durante el avance de la concesión para que visualicen las bellezas naturales que tenemos en nuestras narices.
Lo mínimo que deberían hacer las autoridades locales (aunque el cierre financiero del proyecto ya no lo exige) es pensar en instalar un peaje, así sea diferencial, en la zona de La Esperanza. No podemos seguir pidiendo indefinidamente que se hagan obras y mejoramientos en la vía entre Mariquita o Cambao y Manizales sin pagar un centavo de peajes.
Que no nos pase lo de Aerocafé que lo pretendieron hacer sólo como obra pública cuando en mi calidad de ministro de transporte le dije en el año 2018 al olvidadizo gobernador de la época Guido Echeverri que lo trasladaría a la ANI para hacerlo por concesion, lo que él aceptó gustoso. Cuando el Gobierno Nacional cambió aparecieron algunos políticos locales y nacionales que otra vez con la connivencia de Echeverri lo volvieron nuevamente obra pública con los consiguientes y graves problemas ya conocidos.
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