Fraile


Estimado Juan José
La esperanza, que no es otra cosa que un placer de la mente, un sentimiento vivo direccionado hacia un objetivo que no está aún presente, fue la sensación que tuvimos los taurinos después de oír, cuidadosamente, el discurso del nuevo Presidente de la República dado la noche de su triunfo electoral. En su larga perorata manifestó, entre muchas otras cosas, que ejercería la primera magistratura del país en beneficio de todos y cada uno de los colombianos, sin revanchismos ni discriminaciones. Habló con claridad expresando que sería el jefe de un gobierno incluyente, democrático, donde todos cabríamos y que sería regido por el amor y por la libertad, respetando las condiciones y tradiciones tanto de comportamiento como de vida y cultura de los diversos componentes étnicos y sociales que aglutina la Patria.
A pesar de la mencionada alocución no se puede negar que, por conocidas razones, quedó flotando en el ambiente cierta incertidumbre frente a si se cumplirán o no todas las promesas hechas y acerca de cómo se manejará este país del siete de agosto en adelante, pues nunca en la historia de esta Colombia, siempre democrática, se había elegido para gobernar a un ciudadano con bases socio políticas tan sui-géneris como las de nuestro actual mandatario, quien durante su vida ha tenido relaciones serias con la insurrección, con el nacionalismo y con el comunismo para luego, ya viviendo del erario público y gozando sus mieles, relacionarse con el Chavismo, con el populismo y hoy según parece, con el llamado “Socialismo del siglo XXI”.
Sin embargo, decía Laureano Gómez que “a la gente hay que creerle” y por tanto personalmente pienso que el futuro de la tauromaquia en Colombia se ve claro y seguro, pues aparte de las palabras del Presidente hay otra circunstancia que así lo vislumbra, como es el hecho que la mayoría de congresistas de todos los partidos, incluso de los que por dignidad deberían haberse mantenido apartados dadas sus “teóricas” posiciones ideológicas antagónicas a las que predica el pacto Histórico, se acomodaron y se arruncharon en él, lo que indica que seguirán las órdenes del Presidente, quien a su vez nos prometió inclusión, amor y respeto por nuestra forma de vida y por nuestras tradiciones colombianas.
Álvaro Gómez Hurtado ampliando el contenido de la frase de su padre decía que “a la gente hay que creerle por lo que hace y no por lo que dice”, así que el tiempo dirá si el nuevo Presidente va a gozar o no de la credibilidad de la gente.
Y dentro de ese orden de ideas vemos como tanto Cormanizales como la empresa de Cali están, desde hace días, promocionando sus Ferias con el ánimo y el tesón que a ambas caracteriza. Para regentar la Plaza de Toros de Bogotá existen, aparte de la empresa mexicana que ha dado las últimas Ferias, otros aficionados interesados en programar las tradicionales corridas de febrero y marzo. De igual manera, la provincia también está “prendiendo motores”.
Y como dato interesante ya para terminar, no sé si has visto las noticias que dan cuenta de la reactivación taurina de Venezuela; para el bien de la Fiesta americana se han programado un buen número corridas de Toros y en varias de ellas ha actuado el crédito “Patriota” Jesús Enrique Colombo, torero valiente y bullidor que bien valdría la pena tener en cuenta para la próxima edición de la feria de Manizales. Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile. Añadido. Quedó muy claro que el cambio que ofreció el nuevo presidente en su campaña nada tiene que ver con la forma de manejar a políticos y a politiqueros, quienes continuarán fortalecidos y enquistados en el poder usufructuando las mieles y mermeladas conque los distintos gobiernos tradicionalmente los han “untado” y este no da la impresión que vaya a ser la excepción.
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