Flavio Restrepo Gómez


Estamos cada vez más cerca del día escogido para la elección de presidente y vicepresidente de la República. Las últimas semanas se abarrotaron de noticias falsas, rumores, montajes e intentos para desacreditar al contrincante. La forma grotesca, los ha hecho perder la razón y violar todos los principios. Que no importa, dicen; estamos en Colombia, la democracia más antigua de América, manejada por grupos de delincuentes de cuello blanco, que han pasado a la historia como olvidados y repulsivos personajes, que causan lástima y vergüenza.
Lo han inventado todo. Cuantas mentiras dicen, cuantos engaños se vuelven populares, acompañados por el poder mediático de los pelafustanes que tenemos en buena parte de la prensa escrita y los noticieros de televisión, manejados por clanes de poderosos, sin límites, ni tripas. También lo han hecho en la radio, en la que unos peleles, degradan el periodismo en una compraventa de favores y noticias falsas, que son pagadas a muy buen precio por los que las envían, pero que dejan claro que esos personajes no tienen un micrófono, sino un arma con el cual pueden acabar con la honra, la verdad y la vida. No les importa. Eso es ya una actividad cotidiana, convertida en la máxima expresión del irrespeto a la noble profesión del periodismo, pisoteado por esas cuadrillas de ¨fufurufas y fufurufos” de la noticia, que la deforman a su antojo, porque por eso obtienen ganancias.
Esos supuestos periodistas no están movidos por el ánimo de informar, manipulan la verdad y la vuelven una podrida versión acomodada para favorecer a los que les encargan los mandados, en eso son los mejores, para hacer el oficio de estafetas de los delincuentes y demenciales personajes que tenemos en este circo político que estamos viviendo.
Llegó J.J. Rendón, un falso samurái venezolano que vive cómodamente en los lujosos aposentos que posee en Miami, conseguidos no con un culto a la verdad y a la información clara, sino con la conformación de una escuela de “periodistas” que dan vergüenza, a quienes les enseñó que difundir noticias falsas, que mantienen a la mayoría engañada, sin que les importe un pito que lo hagan con artimañas sucias, indecentes, falsas y difamatorias. En cualquier lugar del mundo civilizado un personaje que se atreva a hacer lo que hace ese venezolano apátrida, sería judicializado y estaría en los confines más oscuros de las cárceles en las que purgan sus penas los delincuentes mayores, porque desinformar, decir mentiras, hacer propaganda negra, con argucias y trampas, solo puede caber en la mezquina mente enferma de un psicópata al que le dieron un poder que usa sin ética y sin el valor de la verdad.
Los cuentos armados en el desespero de los que tienen el poder y muchas cuentas que pagar por las tropelías cometidas con él, están desesperados, enloquecidos, inventando maniobras de la peor factura para tratar de impedir cambios que son imparables, si no hay trampas en los que recogen los votos, los cuentan y manejan las instituciones creadas para resguardarlos. La indignidad de la Registraduría Nacional ha llegado a límites insospechados, pagando favores a los capos de las mafias políticas.
Vicky Dávila, Claudia Gurisatti, Luis Carlos Vélez, Felipe Zuleta, Néstor Morales, D´arcy Quinn, Julio Sánchez Cristo, son entre otros, muchos de los mercenarios del micrófono, sin que hasta ahora autoridad alguna les ponga el tatequieto, los judicialice y los castigue con severidad por engañar a la gente. ¿Cuál de todos peor? Ninguno, todos a su manera son lo peor que puede tener el periodismo colombiano. Agreguémosle a esa lista la de los periodistas sin tripas, que mienten en periódicos y revistas, a los miserables que salen en los canales privados de televisión para mantener a Colombia desinformada.
Esto tiene que cambiar. No podemos seguir permitiendo que la injuria, la calumnia y las falsas noticias, sean el filón inagotable de personas de muy bajos principios y peores finales. El cuento de Jaime Arizabaleta le salió mal y no pudo hacerlo verdad; Rendón debe estar que trina con los imbéciles que ha tenido como alumnos de sus tropelías y sus trampas.
Han sido tantas las artimañas, que si no hay sucesos extraordinarios, tendremos presidente en la primera vuelta.
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