Flavio Restrepo Gómez


Empelotarse es quedarse desnudo o en pelota; enredarse, confundirse. Estamos empelota. No sabemos si quedamos desnudos, pero sin duda alguna estamos enredados y confundidos. Todo por un proceso electoral que copó todas las agendas.
Apenas comenzamos la carrera, las elecciones presidenciales. Los participantes estaban alineados en el partidor. Se dio la largada, comenzó el espectáculo. Uno, en el que repetirán muchas mentiras, harán falsas promesas, se insultarán, como “jineteras”, para ver cual saca mejor ventaja. Estarán los tramposos con discursos incoherentes desprestigiando al otro. Sobrarán promesas que no se cumplirán, bien elaboradas en el discurso, irrealizables en la realidad.
Seguirán metiéndonos miedo con “el coco” de la izquierda, que en Colombia no es real. No contarán, que los países mas desarrollados del mundo tienen social-democracias, la pobreza no existe, la educación es universal, la salud un derecho fundamental, responsabilidad del Estado, los políticos tienen menos importancia que en estas repúblicas tercermundistas, sin contar, que la mayoría son decentes, honestos, ciudadanos comunes que representan a sus pueblos.
Aquí no. Duque afirmó sin ruborizarse, que “se estaba preparando para ser presidente”, lo que como dice su titiritero, es “falso de toda falsedad”. Ya comenzaron a salir a la luz pública cuestionamientos sobre su honorabilidad y transparencia. La visita a Odebrecht en el 2014 con OIZ. Ha sido muy comentada en distintos medios y redes, pero no probada, la supuesta compra de una propiedad “coincidencial” con la visita a Odebrecht, de un apartamento en USA, por 240 mil dólares, de contado. ¿Si fuera cierto que lo compró, que ha eso tiene derecho, lo tiene declarado, como obligación de todo colombiano? Sabemos que algunas declaraciones de renta de políticos “pueden” ser secretas. Nadie tiene que conocerlas, aunque la ética pública, maestría que no hizo, obligue moralmente a un hombre público, a hacerlas públicas.
Su titiritero no las ha presentado tampoco, no deja conocer las de sus hijos. Se sabe que expandió el Ubérrimo apropiándose de baldíos, tiene un proceso en la CSJ, de la que se burla, sin responder por lo que allí tiene que responder. El no dará razones, llevará zapatos para que se los embolen. La embolada no estaría mal, si fuera la determinación de quedarse “en bola”, poniéndose al escrutinio público, explicando cuándo, cómo y por cuánto se hizo a tantas tierras, miles de hectáreas, pero nunca, eso cree él, lo sabremos.
Hablan de la importancia de buscar petróleo. Se burlan de quien diga que es más costoso un bulto de aguacates. Parecen actualizados pero no lo están. Viven en el ayer, queriendo hacer hoy lo que les garantice la riqueza del mañana.
Su fórmula vicepresidencial, una mujer preparada. Dice ser conservadora. Ese partido que hoy puede ser traicionado, sin que sus dirigentes hagan algo. Entregándolo a otras banderas. Una conservadora desteñida, candidata de muchas coaliciones que no representan en algo al PSC. Fórmula vicepresidencial del CD sin haber renunciado al Conservador. En cualquier democracia decente sería suficiente para configurar doble militancia política. Aquí no.
La U, una señal de tránsito que indica “devolverse”, va por el camino errado, se equivocó de vía, convertido en partido con una mezcla de interesados políticos, que renunciaron a sus raíces para poder participar en la repartición de “la torta” política, nadar en el delfinato, de esta “pecera” contaminada, en que convirtieron nuestro país. Ellos no están interesados en “la multiplicación de los peces y la repartición de los panes”. Quieren ser pescadores sin competencia, panaderos acaparadores. El resto son sumas de restos; retazos de camaleones, fragmentos de políticos renegados. Un cambio nada radical. La izquierda atomizada, no incluyente, disputando vanidades, incapaces de ser sensatos, unirse con liberales, verdes, Polo y Colombia Humana. Siguen el Himno nacional, para decirnos que están en “átomos volando”, que los “surcos de dolores”, no han servido para que sean superiores a sus egos, para proponer que “el bien germina ya”. Hoy, con la música del hHimno, en Mi bemol mayor, hace carrera “aquí manda el patrón” (El colombian drem).
En fin, estamos frente al Trum-pitazo y la Putin-ización, de la política colombiana. Bien lo decía el Libertador: “¡Colombianos! Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía… Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad… ¡Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro!
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