Flavio Restrepo Gómez


Estamos a 9 días de la segunda vuelta, en la que se elegirá el próximo presidente de la República, para reemplazar a Iván Duque, el mandatario peor calificado que ha tenido Colombia en su historia, quitándole ese deshonroso puesto a Andrés Pastrana, que pensamos sería insuperable. Pero en nuestro país todo puede ser peor, si continuamos la política con los mismos de siempre, haciendo una reedición de una pésima novela, de un regular canal de televisión que fue protagonizada por Amparo Grisales, llamada “En cuerpo ajeno”.
Tenemos un candidato, Rodolfo Hernández Suárez, que con sorpresa falsa, quedó de segundo como una manifestación de fingido descontento con la clase política tradicional, pero era el elegido del innombrable, que sin escrúpulo alguno, sacrificó todos sus alfiles, para poner a este santandereano, en la lucha por la presidencia, con una entidad que no permitió el control de los escrutinios, para hacer la trampa completa, ya instituida en la Registraduría, en la que Alexander Vega Rocha montó el espectáculo de la transparencia, arrasando la verdad con las artimañas con las que modificaron los resultados para que así fuera.
Fico, que lo denunciaba sin temor como el único candidato que tenía cuentas bien adelantadas en su contra, como imputado por delitos concretos, terminó por entregarle su incondicional respaldo, horas antes de que terminaran el escrutinio, para demostrar la hipocresía de los que han engañado durante décadas al pueblo colombiano. Creen que hicieron “la trampa perfecta”. No cuentan con la realidad de que en segunda vuelta, pueden arrasar con todo, o ser llevados a la nada, con un candidato imputado, que en estricta ley, estaría impedido para ser candidato y tendría llamamiento a juicio, sin contar con la posibilidad de la impunidad política que le daría, en lo que es costumbre en nuestros organismos de control.
Pero la pregunta fundamental es ¿quién es en realidad Rodolfo Hernández? ¿Cuál es su historia personal y política? ¿Tiene méritos, conocimientos, y estructura personal para ser presidente? ¿Se trata de un delincuente de cuello blanco, que ha burlado todos los estrados judiciales y ha manoseado todas las instituciones, para que actúen a su favor? ¿Su historial delictivo, si es verdadero, le permite aspirar al cargo por el que está en competencia?
Rodolfo nació en 1945, tiene 77 años. Ha sido ingeniero cuestionado, en sus negocios, en los cuales se ufana, de poder engañar a los pobres, que le compran sus propiedades para perderlas por adversidades, recuperando la propiedad y quedándose con el dinero que le pagaron, haciendo un juego en el que él siempre gana, los demás pierden, porque están en manos de un inescrupuloso que no tiene ni la menor idea de lo que es la dignidad, ni la solidaridad. Prometió 20 mil casas a la gente para que lo eligieran en Santander, con documento firmado, lo que no cumplió, porque a él la ley le vale, como el mismo lo dice “una mierda”. Todo su bagaje, fuera de ser el perverso negociante que es, se limita a discusiones basadas en el “hijueputazo”, el “malparidazo” con los que siempre le contesta a la gente, porque no tiene más argumentos que la vulgaridad, o la promesa de “le pegó un tiro hijueputa”, con las que sorprendentemente ha logrado sobrevivir en un país donde la intolerancia es mayúscula y nadie medianamente razonable se deja insultar de esa forma, sin que haya una tragedia.
El prontuario de Rodolfo “el candidato de la liga anticorrupción” no es cualquier cosa. Liga anticorrupción manejada por un corrupto. Irá a juicio por interés indebido en celebración de contratos, por el escándalo Vitalogic. Está acusado por la participación en la adjudicación ilegal de un contrato cuando era alcalde de Bucaramanga. En marzo de 2019 la Procuraduría lo suspendió 2 meses por calumnia a un funcionario público. En diciembre de 2019 lo suspendió 8 meses por agresión física y verbal contra un concejal. En junio de 2020, fue suspendido 5 meses por agresión a un ciudadano. Se le iniciará el 21 de julio, juicio penal por el caso Vitalogic, por cargos que la Procuraduría le imputó desde octubre de 2021.
En fin, estamos ante un candidato que no sabe que es el Vichada, ni cuál es su capital, que no conoce los problemas de Colombia; un vulgar y peligroso personaje con actuaciones de bajo mundo, pavoneándose en la política por cínico. Los que lo apoyan sin reconocerlo, están detrás de la trampa.
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