Se puede presagiar con acierto lo que será el próximo gobierno, por los nombramientos de personas que son importantes en el andamiaje institucional. Eso dice bien cómo será el próximo cuatrienio, con las calidades, méritos, experiencia y cualidades de los elegidos. No se puede improvisar escogiendo los inmediatos servidores y jefes de carteras ministeriales o de organismos del Estado, cuando se quiere hacer un verdadero cambio en la forma de edificar un Estado de Derecho, que garantice los principios establecidos en la Constitución y las leyes.
Las nombrados y las por nombrar tienen que ser incuestionables en el manejo de lo público, preparadas en las ramas del poder que se les encomienda, reconocidas en todos los ámbitos como personas de altas cualidades éticas, con conocimiento profundo de lo que se les encomienda, para estar seguros, tendremos funcionarios diligentes, probos, idóneos, bien calificados y mejor conocidos, honestos y transparentes, a los que se les pueda esculcar todo el andamiaje sobre el cual se levantan para la ejecución, en la actividad o el cargo para el cual hayan sido nombrados.
Los nombres que hasta ahora han salido a la palestra son ejemplo de personas bien escogidas, sin improvisaciones o amiguismos, apegadas al dominio de las funciones que van a desempeñar, para hacer realidad el cambio que Colombia necesita, para tener cimientos sólidos, sobre los cuales se estructure su institucionalidad, con apego a la legalidad y transparencia.
Ya conocemos de ministros que serán clave en el desarrollo de planes que cambien, ese burdel político, en el cual no importaba la idoneidad, ni la falta de preparación de muchos, la mayoría, de los que han nombrado antes, para incumplir su función y ser comodines, al servicio de causas levantadas sobre programas incumplidos, defendidos por los presidentes, como un exclusivo club de amigos, a los que se les toleraba y pasaba todo, sin controles que impidieran sus malas ejecutorias, con consecuencias devastadoras en sus cargos, evidentes y previsibles con nefastas consecuencias para nuestra nación y para la gente, que en últimas es la que paga los platos rotos, derivados de las labores de gente sin recato, sin preparación, sin ética, sin fundamentos o sin idoneidad para hacer lo que hacían.
Vendrán más nombramientos que harán temblar las organizaciones politiqueras de siempre, que sin vergüenza los cuestionan, porque no son lo que sus anteriores jefes imponían, sin cuestionamientos, con esos deplorables resultados que demostraron, cuando fueron encargados de puestos burocráticos en los que se necesitaba más experiencia y dignidad, que amiguismos premiados con carteras que fueron mal manejadas, dejando el desarrollo de los programas para los que eran encomendados, en manos de personas que con cinismo, falta de decoro y escrúpulos, las ocupaban, para beneficiar minorías, dejando en el olvido a las mayorías de nuestros compatriotas.
Hablamos de millones de colombianos que terminaban pagando la improvisación y mal manejo de lo público, los desfalcos, el enriquecimiento inexplicable, de una policlase corrupta, sin principios, sin límites, manilarga y deshonesta, a la que durante décadas le entregaron el manejo de los más importantes puestos en el andamiaje estatal, lo que se demuestra con evidencia, ha sido fallido, clasista, premeditadamente selectivo e incompetente.
Esa Colombia destrozada, que nos dejan como legado, mandatarios y subalternos, parece llegar a su fin, para comenzar la labor, nada fácil, de iniciar su reconstrucción desde los escombros, por el manejo de burócratas incapaces, deshonestos y sin conciencia. Seguirá la nada fácil tarea de depurar las instituciones de tantos corruptos, que metieron en ellas, para desgracia de nuestra República, en la que la mayoría de la gente, con múltiples colores, etnias, principios y creencias, eran marginalizadas y olvidadas sin que se tuvieran en cuenta como los compatriotas que son.
Iván Duque pasará al ostracismo, recordado como el peor de todos, entre los ya bastante mediocres y malos mandatarios que hemos tenido, salido de la nada, para hacer una fantasía y gobernar sin escrúpulos, sin conocimiento y sin decoro, favoreciendo a sus amigos y clanes de sus amigos, con los resultados desastrosos que tenemos, evidentes a nivel nacional e internacional.
Faltan muchos nombramientos, pero sobre todo, falta poder salir de esos funcionarios que ocupan cargos importantes, sin conocimiento, con desfachatez y cinismo. Esos también caerán. Todavía podemos comenzar a pensar en reconstruir este país, para levantarlo desde los escombros en que lo han dejado los que, para nuestra desgracia, lo han manejado hasta ahora. Amanecerá y veremos, como dijo un ciego.
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