Flavio Restrepo Gómez


“¿Y ahora? ¿Podemos decir que el año 2020 finaliza el 31 de diciembre mientras transcurre una pandemia global? ¿O es la pandemia la que determina que este 2020 continúa?”
Pedro Brieger
Hoy, a las 23:59:59, terminará el 2020. Un año durísimo para la humanidad. Un año que comenzó normal, pero que a las pocas semanas, se convirtió en una pesadilla trágica para casi todos los países. El Covid, organismo unicelular, fue responsable de la pandemia y de la diseminación de una enfermedad que contagió millones de seres humanos, llevándose muchas vidas; personas que murieron en soledad absoluta, rodeados por máquinas, respiradores, tubos, sondas, catéteres y otros etcéteras; luchando sin poder, contra un enemigo desconocido, sin tener la compañía de sus seres queridos.
Los hospitales, unidades de cuidado intensivo, personal médico y paramédico, enfermeras y auxiliares, fueron los héroes que libraron esa batalla desigual, dedicados a cuidar los pacientes, en esa lucha en la que se perdieron muchas batallas, en el intento de detener la furia de la pandemia.
Personas que salieron vivas, regocijadas de haber vencido; un sinnúmero que murieron sin la compañía de su familia, en la más absoluta soledad, la que se tiene cuando se enfrenta el poder demoledor de Thanatos y su guadaña, que no distingue color, raza, sexo o condición social.
¿Estaremos comenzando un nuevo año, o continuaremos la lucha contra un microorganismo, que ha sido implacable, diseminándose por todos los rincones, con la facilidad con la que se expanden las minúsculas partículas que se evaporan en cada exhalación, cuando respiramos, hablamos o tosemos?
Fuera de los desastres que ha representado para el género humano, hay que reconocer que nos deja enseñanzas fundamentales, que si aprendemos, nos permitirán un cambio en nuestro comportamiento como especie, en nuestra forma irracional de relacionarnos con el mundo y con la tierra.
En lo económico ha sido una verdadera tragedia para miles de millones de personas, que perdieron su trabajo, su sustento, su posibilidad de ganarse el pan con el sudor de la frente. Ahora estamos ante una situación de desolación, pobreza y aislamiento que era inimaginable, con todas las consecuencias sociales y psicológicas, incluidas la desesperanza, la destrucción de familias, la pérdida de esperanzas, cuando no el aumento de muertes salidas de la desesperación en el suicido o de la violencia infranqueable, aterradora que tienen muchos que se atreven a llamarse humanos, cuando no pasan de ser alimañas, carentes de todo valor, de toda compasión, de todo sentimiento de solidaridad y control, para no hacerle daño a los otros, sus allegados o vecinos.
Pocos, muy pocos pero muy “vivos”, se han beneficiado de esta situación de desolación, enfermedad y muerte, demostrándonos el escaso valor que tienen como personas, negociantes de la tragedia, enriqueciéndose a expensas de la desgracia de las mayorías de una humanidad, que sufre los verdaderos efectos devastadores de la pandemia, convirtiéndola en un filón inagotable de riqueza y usura, para acumular dinero y tener poder, solo para ser los que determinan el devenir de todos los otros, a los que manipulan y utilizan para acrecentar su prepotencia, hegemonía, indecencia y su fortuna.
Dentro de esas élites minúsculas que lo tienen todo y esos poderosos que nos gobiernan, sobresalen los déspotas, los inescrupulosos, los delincuentes de cuello blanco y negro, que hacen de la tragedia un filón de ganancias inmensas, una fiesta para malbaratar los dineros públicos, robar y apropiárselos, solo porque creen que ellos son intocables, que la vida no les cobrara sus desmanes.
Pueden prepararse desde ya, los que han manejado desde el poder esta tragedia, para un día, que lejano no esté, rindan cuentas y paguen cara la osadía de haber aprovechado para ellos, sus familiares y sus amigos, el dolor y la desesperanza de los otros. Comenzará sin duda en nuestro medio, con el títere que tenemos, una versión desnuda de lo que es no tener carácter, carecer de solidaridad y gobernar por encomienda, cumpliendo las tareas que puede hacer, porque sabían que con su incapacidad para tomar decisiones propias, sería el más fácil de manipular entre los candidatos que tenían sus titiriteros.
Que siga con la parodia diaria de su programa de televisión: Prevención y Acción, #LaHoraMamonaDeDuque. “El Presidente no dice absolutamente nada ni técnico, ni científico. Es una abierta intervención politiquera, sin ética; es un detrimento patrimonial…”.
No podemos permitirlo más. Llegó la hora de barrerlos en las elecciones del 2022.
Tenemos que desbancar tantos pillos, tantos delincuentes, tantos hipócritas, que no están trabajando por usted, el ciudadano que sufre esta avalancha, devastadora en lo social, mientras él canta, gobierna por decretos y rie.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015