Fernando-Alonso Ramírez

Esta novela hace recordar los textos que sobre dictadores escribieron antes Gabriel García Márquez (El otoño del patriarca), Mario Vargas Llosa (La fiesta del chivo), Miguel Ángel Asturias (El señor presidente), Tomás Eloy Martínez (La novela de Perón) y Augusto Roa Bastos (Yo el supremo), entre muchos más que han permitido en llamar a este como un subgénero.
Esta obra, del manizaleño Jaime Echeverri, propone un juego narrativo en el que a manera de monólogo, nada monótono, el protagonista es capaz de desnudarse completamente con la única persona que se atreve a hacerlo: con él mismo. Pasa de banalidades a profundidades, de mostrar su autosuficiencia a sentirse vulnerable, de reconocer errores y aceptar limitaciones a mostrarse invulnerable.
Esto se da en un país en el que un hombre se propuso desde muy joven ser el presidente y para lograrlo hizo las alianzas necesarias, fabricó las oportunidades y tomó el poder en el momento justo. Llegó a la Presidencia a los 50 años y a partir de su retórica cercana al pueblo, de usar una mano criminal, de permitirles los excesos a las Fuerzas Armadas, de hacerse la vista gorda con la corrupción y de rodearse en el Congreso de fichas que lo idolatran, a las que puede sacrificar cuando se le antoje, se ha perpetuado por 40 años.
Ya está postrado en la cama y entonces se siente vulnerable y su mente empieza a recordarle su pasado, a mostrar cómo se sobrepasó aquí o allá, cómo mintió en tal lugar, cómo se metió en una guerra con su país vecino, cómo tiene un congresista que mueve los hilos y se cree ideólogo. Él en cambio es básico, de estilo campechano, amante de los caballos, de conexión fácil con los ciudadanos y aunque se dice escéptico, cree en el poder de un talismán.
Su mayor interés en este momento es levantarse de la cama para poder tomar las decisiones, porque no se imagina un país sin él, quien fue designado el mejor presidente de la historia.
Echeverri es un escritor de oficio, maestro de varios colegas y en sus novelas Corte final y Reina de picas ha mostrado su calidad narrativa. Es una lástima que Intermedio editores siga careciendo de un buen corrector de pruebas, principalmente de tildes. No se compadece en una editorial de tanta tradición.
Prohíbo decir mi nombre es la historia de un país en el que hubiera podido haber reelección indefinida, la historia de lo que pudo ser y, por fortuna, no fue o no ha sido. Una obra que será presentada el próximo sábado en la Feria del Libro de Manizales, a las 3:00 p.m.
En frases
* Las masas se mueven por la pasión, por el egoísmo individual multiplicado.
* Los periodistas son una plaga hambrienta que vive de los pecados ajenos.
* Ahora el mundo se maneja con tuits. El Twitter revolucionó la manera de gobernar.
* Solamente los ingenuos creen en una moralidad a toda prueba.
* Para gobermar sin complicaciones se necesita una prensa dócil.
Nota: Los invito a los conversatorios que tendré en la Feria del Libro de Manizales para que #HablemosDeLibros. El martes en la instalación (5:00 p.m.) sobre el resultado de la convocatoria 200 Libros 200 Años, el miércoles en la presentación de los libros Voces que transforman el territorio (11:00 a.m.), de María Leonor Velásquez; y ¿En verdad me quieres tanto? (2:00 p.m.), de Iván Asmar; y el próximo sábado (12:00 m.) con Desde el café del parque, de Alfonso Ramírez Gómez.
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