Fernando-Alonso Ramírez

Juan Villoro es de esos intelectuales latinoamericanos que se parapetan en su capital cultural para construir, sobre los cimientos de su conocimiento, relatos que dejan huella.
Lo hace con suficiencia como ensayista, género en el que busca desanudar asuntos complejos o cotidianos, y en todo caso fundamentales; también en la crónica periodística, a la que él le puso el ornitorrinco y que sabe escribir con toque sabio.
Por eso no podía esperarse nada distinto cuando anunció que se metió de dramaturgo. El protagonista tenía que ser un personaje con ese mismo capital cultural.
El monólogo es el género teatral que prefieren algunos narradores cuando se atreven a explorar la dramaturgia. Lo hizo Gabriel García Márquez con Diatriba de amor contra un hombre sentado, inmortalizado por Laura García.
Mario Vargas Llosa fue más allá en la adaptación teatral que hizo del Decamerón, en lo que llamó Los cuentos de la peste, que él mismo se atrevió a interpretar. Ahora el mexicano Villoro se lanza a la escena teatral, bueno a la narración teatral para ser más precisos, con Conferencia sobre la lluvia.
El narrador y protagonista es un bibliotecario que vive en su mundo seguro entre libros y al que de pronto la presencia femenina le termina por mover su mundo. Primero una mujer a la que menospreció, a pesar de estar siempre ella decidida a acompañarlo, y lo abandonó como era de esperarse.
Luego apareció otra, que con desparpajo solo quería de él el cuerpo que le brindaba regocijo, sin compromisos, la anhelada relación de cualquier ser que huye de lo seguro, pero como pasa casi siempre en estos eventos, alguno quiere ir más allá y termina por provocar una hecatombe.
De esto nos vamos enterando en medio de la conferencia que dicta el personaje a un público que no está muy claro quién es. Él llega para hablar de la lluvia, "o más bien de lo que sucede cuando llueve", según el prólogo escrito por el mismo Villoro. Incluso trae varias citas preparadas para ello, como lo hace todo buen intelectual, pero en la realidad las digresiones que se va tomando nos dan cuenta de su vida.
Al final, la sorpresa de la relación coincide con el público al que se dirigía el conferencista. Un monólogo que ojalá podamos ver pronto en las tablas bien representado, porque promete.
Esta corta dramaturgia se encuentra en un libro de la editorial Angosta. Léanlo y #HablemosDeLibros y de teatro, por eso aprovechen estos dos últimos días para ir a las funciones que tiene preparadas el Festival de Manizales.
Subrayados
* Una conferencia es un laboratorio mental.
* El éxito es la estadística de los cretinos.
* La inteligencia solo existe en estado suelto, espontáneo, no puede ser una pose.
* ¿Qué es una conferencia si no una divagación organizada?
* Entre perder una amistad y perder un libro, cualquier bibliófilo prefiere perder una amistad.
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