Fernando-Alonso Ramírez

A mis manos llegó el libro El confesionario del padre Graciliano, del caldense Rodrigo Ramírez González, texto que pretende contarnos una época, a partir de la anécdota, del sacramento de la confesión y de costurero en costurero. En fin, un libro muy manizaleño. Hace falta la hoja de vida del autor para saber más de él.
Nos describe una época de Manizales entre finales de los 50 y tal vez los 70, cuando la ciudad sufrió grandes cambios no solo urbanos y arquitectónicos, sino en su composición social, o descomposición dirán los más moralistas.
Es imposible leer este libro y no notar la influencia de Rafael Arango Villegas en el autor, pues hay mucho de costumbrismo en esta obra que al final es una novela simpática y sencilla, con humor y por ahí con cierto tono nostálgico del Manizales del ayer.
En lo puramente literario, la obra carece de un mejor hilo conductor. El padre Graciliano, que debería ser el cemento de las historias, termina en esporádicas apariciones con sus penitentes pecadores y aparece por primera vez en la página 77, y tiene mucha capacidad ese personaje pare crecerse, por la confianza que inspira, contra otros sacerdotes que se mencionan en la obra y que cuando uno ata con la historia de Manizales, puede identificar sus rasgos en algunos curas que se pasearon por la ciudad en esos tiempos.
Para los manizaleños puede resultar muy divertido encontrar en la voz de las señoras que asisten a los costureros el chisme de cómo Peranita ocultó su embarazo o como Perencejo durmió a toda la familia de su exnovia para que esta no llegara al matrimonio con otro o cómo el comerciante prestante aprovecha su lugar para seducir a jovencitas incautas... Historias y anécdotas que se repiten en las casas manizaleñas a veces como ciertas, a veces como chiste, a veces como mito. Es interesante el capital cultural del autor y cómo señala claramente la influencia en la juventud de entonces que tuvieron los festivales de teatro, que parece también dejaron huella en el escritor.
Esto lo digo porque al final aparece a manera de glosario, una relación de los personajes que están en la obra, como si se tratara de una dramaturgia.
Por momentos la novela toma ciertos tonos de ensayo histórico para dar cuenta de cómo era un sector de la ciudad o cómo se vestían las gentes o incluso cómo se identificaban los valores. En esos lapsos están personajes típicos de la época, Aparicio Díaz Cabal, historias del cable que unía a Manizales con Mariquita, el terremoto del 62 que afectó la Catedral, y mucho más que los caldenses sabrán identificar.
En medio de todo esto, la historia principal es la de una mujer madura que se embelesa con el joven compañero de colegio de su hijo, hasta que... No quiero repetir aquí los chismes de entonces. Más bien lean la novela, como a otros autores caldenses, sentémonos y #HablemosDeLibros con un buen café.
Ah, el texto viene ilustrado con hermosos dibujos a lápiz de María Yony López Marulanda, de los cuales les dejo en esta página, una muestra.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015