Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com

Tantos años trabajando en acompañamiento de duelos, me han permitido asimilar muchas enseñanzas de las personas con quienes he conversado. Uno de estos aprendizajes al inicio de tales encuentros, es el poder facilitar un respetuoso silencio, no sólo para que los dolientes puedan hablar sin que nadie les interrumpa; también para que sientan que ese silencio se puede compartir sin reservas y sin miedo a ser juzgados.

Saber escuchar, es ‘prestar oídos’ a lo que una persona en duelo expresa. Es un gesto de íntima conexión emocional que acerca y da confianza.

Por otra parte, el hombro, el regazo, es el lugar del cuerpo en el cual se puede recostar el dolor del otro y es este uno de los gestos de más intimidad emocional. Los hombros son soporte. Simbólicamente allí se puede descargar la desolación, el miedo, la impotencia. Cuando un ser humano acongojado sabe que cuenta con este apoyo, el dolor es menos pesado y la pena se hace más llevadera.

En cuanto al regazo, el gesto de abrazar es una de las caricias que tiene más efecto positivo en los dolientes. Rebaja la ansiedad, el estrés, ayuda a disipar el miedo, brinda sensación de acogida y protección, genera serenidad, bienestar y apacigua el agobio emocional.

Un abrazo fraterno, además de que acorta distancias, es un gesto que invita al refugio, al silencio, a la expresión, a través de la calidez y la ternura. Los abrazos son un bálsamo en medio de la soledad y la tristeza por las que atraviesan los dolientes. Oídos, hombros, brazos y regazo se trasmutan en recursos físicos, que ayudan a sosegar la mente y el corazón afligido.

Un señor que quedó viudo durante esta pandemia me decía: La pandemia no solo nos ha quitado a los seres queridos, también nos ha impedido recibir el consuelo de los abrazos de familiares y amigos.

Saber escuchar, prestar los hombros y abrazar, es disponerse para los otros de manera empática. Es conectarse con las expresiones emocionales de las personas en duelo, así que no es solo un gesto social de acompañamiento, es un ritual de comunicación afectiva y compasiva.

* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.