La inteligencia emocional es de gran ayuda en momentos de incertidumbre o cuando se siente que el mundo se oscurece por diferentes motivos. La posibilidad de regular las emociones, es un recurso que le garantiza a cualquier persona responder de manera asertiva.
Un ejemplo de estas respuestas se puede observar en las trampas emocionales que las personas usan para no asumir la realidad de lo que les sucede. Se mienten y mienten a los demás, guardan sus quejas o se quejan constantemente, viven en un vaivén de emociones, que les impide sentir serenidad; se sabotean de manera inclemente aún sabiendo de antemano las consecuencias que derivan de asumir esta actitud, miran hacia otro lado, con la certeza de que aquí no está pasando nada, y van por el mundo negándose oportunidades.
Habrá quién se pregunte en ciertas situaciones, qué camino seguir, reprimir o expresar las emociones. En el primer caso hay que analizar que al reprimir no hay observación, claridad, reflexión ni comprensión, y por lo tanto, no hay aprendizajes frente a lo que se siente, entonces lo más sano y acertado, es aprender a expresar las emociones que perturban y hacen daño.
Cuando alguien que vive en estas condiciones hace un alto en su camino y se da un espacio para pensar y decidir no seguir asumiendo su vida de la manera como lo ha hecho hasta ese momento, es posible que se encuentre en el instante perfecto para aprender y comenzar a dar giros significativos a su existencia.
¿Cómo comenzar?, Hay que asumir una actitud de observación y vigilancia de los pensamientos, de las ideas recurrentes, del escuchar lo que pasa en el mundo interior, del tener voluntad para cultivarse tanto en lo que tiene que ver con el mundo intelectual, como en el espiritual, además de procurar momentos de silencio y soledad.
Respecto a lo anterior, Ramiro Calle, en su libro: La claridad interior, afirma, que hay que prestar atención a los condicionamientos en tanto estos, no dejan ver con claridad lo que es real e impiden tener una mayor autoconsciencia, aparte de unas reacciones emocionales que pueden ser desmedidas y perturbadoras o corrosivas.
Vivimos en una sociedad que se queja con frecuencia de sentir miedo, desasosiego y ansiedad; en muchas relaciones se reflejan estas respuestas emocionales así como estados de ánimo agradables o desagradables, que alteran la realidad cotidiana y son una clara manifestación de la vulnerabilidad y fragilidad de los seres humanos.
Es importante aprender a conocer y detectar lo que sucede a tiempo en ese entramado emocional, con el fin de responsabilizarse del autocuidado y de la prevención, de manera especial en momentos en los cuales surgen conflictos, a fin de fortalecer los pensamientos y estados de ánimo positivos.
Para concluir y de acuerdo con todo lo enunciado, la observación y la autovigilancia son recursos que ayudan a fomentar y a cultivar el bienestar psicológico y la paz interior.
Psicóloga
Profesora Universidad de Manizales
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