Fanny Bernal Orozco

Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
Honrar a los muertos, es honrar la memoria de las personas que nos antecedieron. Es no olvidar que hubo una historia que requiere ser recordada. No ha sido fácil en estos casi cuatro semestres de pandemia realizar estos rituales, muchos dolientes en todo el mundo han tenido que quedarse sin acompañar a su ser querido, durante el periodo de hospitalización y tampoco se han podido despedir en los funerales.
Los seres humanos necesitamos los rituales para expresar las emociones y los sentimientos. Para asumir y aceptar la muerte, es necesario participar de tales actos, puesto que simbólicamente ayudan a asumir, en el caso de los fallecimientos, la dolorosa realidad de la pérdida y del comienzo del nunca jamás.
La certeza de la no presencia y del no contacto puede ser aterradora para muchos dolientes, que por todos los protocolos de bioseguridad -frente al contagio por el corona virus- han tenido que quedarse con palabras y gestos de amor o de perdón guardados o confinados.
Así, el duelo que en principio es un acto público, ha tenido que expresarse en privado y muchas veces sin el fallecido. Y ese homenaje, para enaltecer la memoria que no se puede elaborar ni preparar, genera además de dolor, frustración.
Todavía es tiempo para realizar rituales colectivos que ayuden a tantos dolientes a resignificar la memoria de sus seres queridos, porque en muchos de ellos, el dolor está ahí latente como si el tiempo no hubiera pasado.
- “Mi esposa estuvo tres meses hospitalizada. Teníamos derecho a una llamada diaria y la respuesta siempre fue: ‘ella está estable’. Odio esa frase. Nunca nos dijeron la verdad, un día antes de morir, llamaron e informaron que se había complicado. Fueron tres meses en los cuales, no pudimos verla y, después, solo tuve en mis manos una cajita. Al principio la quise dejar al lado mío”.
Es necesario reiterar que los rituales de despedida, validan las emociones de los dolientes y, por ello, la ausencia de estas prácticas desestabiliza emocionalmente a familiares y amigos, ya que estos encuentros permiten el consuelo a la congoja y poder contar con los hombros de otros, para recostar la pena.
Yo honro la memoria de mis muertos con respeto y gratitud.
-¿Cómo los honra usted?
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015