Esteban Jaramillo

@estejaramillo

No es buen consejero el autoritarismo, sobre todo si es soez, para generar un buen ambiente de trabajo. En el Once Caldas no lo hay.

Juegan prevenidos los futbolistas a la espera de la culminación de sus contratos para marcharse, inconformes con quienes los dirigen.

Reciben reproches justificados de los aficionados, extensivos a los dirigentes, por la inconsistencia de los proyectos deportivos. Son muchos fracasos a cuestas en las últimas temporadas.

Varios de los futbolistas jóvenes, amenazan con marcharse, resistentes a la renovación de sus vínculos laborales.

Poco o nada tienen algunos en la cabeza, porque a su lento proceso de madurez y a su bajo rendimiento, suman rebeldía y poco profesionalismo. No aprendieron a competir como lo hicieron Dannovi Quiñonez y Ménder García.

Carreazo, de prometedor juvenil, pasó a ser el jugador discordia, rebelde. Al igual que Nelson Quiñones, quien, con algunos destellos de su fútbol, se hizo incontrolable dentro del grupo. Por el mismo camino, sin los excesos de los anteriores, Palma y Guzmán, que poco o nada han aportado.

Empieza esta semana un nuevo curso, con la pretemporada, sin refuerzos.

¿Refuerzos?)

Acostumbrados están los hinchas a la llegada de futbolistas del montón. Conoce su credo Corredor, el entrenador. Afirmar que no sabe a qué juega, es una falacia desde el desconocimiento.

Pero en muchos aspectos debe mejorar, entre ellos la solución de conflictos, la lectura adecuada de los partidos y su inocultable preferencia hacia algunos de los futbolistas recomendados, que, sin duda, lo decepcionaron.

Situación que lo compromete al igual que al presidente porque contrataron sin analizar debidamente los currículos de los elegidos y su presente futbolero.

Millones ha gastado el Once en liquidación anticipada de los contratos, cuando los futbolistas no presentan calidad. Dinero suficiente para haber construido un equipo campeón.