En 1983 el papá de mi mejor amiga, que era como uno para mí, me aconsejó enfáticamente no estudiar ingeniería de sistemas, porque era una profesión para hombres, consejo que claramente no seguí.
Quizás por esos prejuicios machistas, y por una construcción social impuesta respecto a la capacidad de las mujeres en estas áreas, aún existe esa brecha de género tan marcada en el sector tecnológico. Además de otros factores, como las labores domésticas y la falta de conectividad, principalmente en áreas rurales; exacerbados por la pandemia.
Por lo anterior, a pesar de los múltiples esfuerzos, la brecha aún no cede lo suficiente, de hecho, el quinto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU para el 2030, propende por la equidad de género.
El informe ‘Las mujeres en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés) en América Latina y El Caribe’ (https://cutt.ly/JEyWLUN) del 2020, de la ONU Mujeres y la UNESCO, da cuenta de las cifras, las iniciativas y las recomendaciones para cerrar la brecha y cumplir con el ODS.
Algunos datos de interés son: en julio de 2019 la tasa mundial promedio de mujeres investigadoras en STEM era de solo el 29%, Colombia está por debajo de la media con un 27%. Solo el 3% de los premios Nobel han sido otorgados a mujeres. En ingeniería e informática la participación femenina es más baja, particularmente en el país la tasa de mujeres graduadas después del 2018 en estas carreras es del 23%, pero se alcanzó la paridad de género en matemáticas con un 54%.
Vale la pena destacar la iniciativa global, Promoción de Género de la UNESCO (SAGA, por sus siglas en inglés), que puede usarse como marco y referencia para proyectos locales. Otra organización regional que trabaja en el mismo sentido es Geek Girl Latam (https://geekgirlslatam.org/).
En el país el capítulo Women in Tech de Internet Society Capítulo Colombia (ISOC), acompaña y realiza seguimiento del proyecto de Ley 115 del Senado, por el cual se busca promover la participación de niñas, adolescentes y mujeres en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Adicionalmente, desde este capítulo, también se adelanta un proyecto orientado a incentivar la elección de carreras en áreas STEM (involucrando el componente artístico), en escuelas de Guajira, Chocó, Amazonas y Caquetá.
Contar con más mujeres STEM traería beneficios para su desarrollo profesional y autonomía económica, ya que una persona que trabaja en estos campos, gana dos tercios más, que aquellas empleadas en otros; pues se considera que son los empleos del futuro, los de la cuarta revolución industrial. Acá cabe mencionar otra inequidad, la de los salarios, pues los de las mujeres son 15% inferiores a los de los hombres en este sector. Aún nos falta mucho...
Desarrollar la vocación STEM en las niñas y adolescentes es vital para tener mejores oportunidades, garantizando una fuerza de trabajo diversa, talentosa y sin sesgos, lo que se traduce en mayor empoderamiento femenino. ¡Por más mujeres STEM!
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