Los latinos somos altamente sociables por naturaleza, de ahí nuestro gusto por las redes sociales. Según el estudio ‘Digital 2020: Colombia’ de We Are Social y Hootsuite (https://cutt.ly/afYcRWY), los colombianos pasamos en promedio 9 horas conectados a internet, de las cuales, casi 4 son dedicadas a las redes, dato que me hace un nudo en el estómago. Porque si bien hay espacios bastante enriquecedores como LinkedIn y otros de conversación sabrosos como Twitter, no todo es color de rosa.
Vivimos en la era de la economía de la atención, desbloqueamos el celular entre 150 y 200 veces por día, las redes sociales nos notifican cada cosa para atraparnos en pro de la monetización derivada de su publicidad, así pues, nada es gratis y su uso excesivo puede derivar en la ciberadicción; pero ahí apenas empiezan las disfuncionalidades, la lista es larga.
Empiezo por los papás que exponen a sus hijos desde antes de los 2 años a las pantallas, pese a las recomendaciones contrarias en ese sentido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sigo con las personas que hacen alarde de lo que tienen, comen o hacen y que muestran cuerpos, caras y vidas perfectas, pretendiendo imponer estereotipos que sólo existen allí, en la virtualidad; “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, pero que exacerban los niveles de frustración de las personas que no viven lo mismo; sobre todo de los adolescentes vulnerables, que dan hasta la vida por un like en busca de aprobación y aceptación social; esto también es un asunto de salud mental.
Y ni qué decir de las noticias falsas (fake news y deepfake) que muchos dan por ciertas y difunden, de las granjas de likes (compra de seguidores y ‘me gusta’ mediante bots), de las publicaciones llenas de odio y de la manipulación sin límites, que toca contextos políticos y sociales entre otros. Vale la pena mencionar los estudios del Laboratorio de Tecnología Persuasiva de la Universidad de Stanford, que dan cuenta del poder de la persuasión al servicio de las redes.
Pese a lo anterior, no hay que satanizarlas ni desconocer sus beneficios, el quid del asunto está en la capacidad de discernimiento para poner el cedazo en lo que seguimos y en el contenido que consumimos. Aquí vale la pena recomendarles la charla TEDx ‘Cómo nos manipulan en las redes sociales’ de Santiago Bilinkis (https://cutt.ly/DfYNxCm)
Recuerdo cómo Isra García, autor de ‘Human Media’ y experto en redes sociales, inició una conferencia IAB: “Human is sexy”, un llamado a humanizar las marcas, y una de sus reflexiones: “¿El día que ya no estés más en redes sociales, quien te va a extrañar?”. De eso se trata esta invitación, de dejar de vivir lo virtual, para disfrutar lo importante, lo real.
Mientras escribía la columna se escuchaban las detonaciones en El Cable, llegaban videos del vandalismo en Manizales, y me pregunté: ¿Si esta violencia absurda e injustificable tuvo su caldo de cultivo en las redes sociales?
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