Elizabeth Ortiz Palacio


Desde hace años se sabe que la alimentación de la gestante durante el embarazo afecta el bienestar del futuro bebé. Sin embargo, el papel de la nutrición durante la preconcepción apenas si se menciona.
Recientemente, la ciencia moderna redescubrió lo que las culturas tradicionales conocen hace cientos de años: la teoría de los orígenes del desarrollo, la salud y la enfermedad, “como se encuentre el útero y el ambiente nutricional, hormonal y metabólico proporcionado por la madre desde antes de la gestación, programa la estructura y la fisiología de su descendencia y no solo la salud al nacer, sino la suceptibilidad a la enfermedad a lo largo de la vida”.
Este estudio revela dos aspectos que pueden estar alterados:
1- El peso
El peso que se gana durante el embarazo se distribuye entre el peso del bebé, la placenta, los tejidos maternos y el líquido amniótico. Esto permitirá un adecuado crecimiento del bebé, por eso la mujer siempre aumenta de peso durante el embarazo.
2- La alimentación antes del embarazo
* Estas modificaciones del ADN, conocidas como cambios epigenéticos, afectan el metabolismo de los ácidos grasos, necesarios para el desarrollo de la futura descendencia.
Como resultado de estos hallazgos, enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y otros trastornos inmunes se podrían modificar.
Los estudios hechos por las universidades explican que nuestras propias condiciones biológicas pueden contribuir al destino de los hijos y que este efecto puede ser duradero. Los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y omega 6 son esenciales para el crecimiento y el desarrollo humano al estar presentes en las membranas celulares.
El aporte del omega 3 durante la preconcepción, el embarazo, la lactancia y primera infancia son clave para el desarrollo de la visión como del tejido neural cerebral del niño.
3. Alteración de dos nutrientes
* El hierro: forma parte de los glóbulos rojos y es el encargado de trasportar el oxígeno hacia todas las células del cuerpo. Tanto el crecimiento del bebé como el aumento de volumen sanguíneo que va a experimentar durante el embarazo requieren de buenos depósitos de este mineral en el organismo y los obtiene mediante una alimentación adecuada.
Alimentos fuente de hierro: arvejas, frijoles, lentejas, acelgas, espinacas, cereales enriquecidos. Tenga en cuenta que el hierro que se encuentra en alimentos de origen vegetal no se absorbe de la misma manera que el de origen animal, encontrado en carnes rojas, hígado, morcilla, por eso se recomienda consumirlos acompañados de alimentos fuente de vitamina C, como jugo de naranja.
* El ácido fólico o vitamina B12:
Los estudios han dado gran importancia a la relación entre el ácido fólico y el embarazo, demostrando que un buen consumo de esta vitamina del complejo B es importante para la salud del recién nacido. Por eso se recomienda iniciar un correcto consumo desde antes de quedar embarazada y durante las primeras semanas de gestación.
El organismo humano necesita ácido folico para construir las células del organismo materno que se someten a un sobresfuerzo puesto que contribuyen al desarrollo del feto. Previene la anemia megaloblástica caracterizada por unos glóbulos rojos más grandes de lo normal.
Con el ácido fólico hay menos probabilidades de tener un bebé con malformaciones del sistema nervioso central, desarrollo incompleto del cerebro, espina bífida y previene defectos de labio, paladar, corazón, riñones y extremidades.
Los alimentos fuentes son: cereales y arroz integral, frijol, lenteja, arveja, frutas cítricas y brócoli, tomate, acelga, espinaca, espárragos y lechuga morada.
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