Pasada la Semana Mayor, oasis de esperanza, respiro de fortalecimiento vital, vigor para continuar jornadas que cabalgan a veces en la rutina, me parece oportuno compartir la visión que un sabio sacerdote y escritor español hace de la historia de la Fe que se resume en Cristo como en diamante que da mil resplandores; él compara y asemeja esta historia de Vedad y Amor con una sinfonía.
 Dice el Padre Rafael de Andrés que así como una sinfonía tiene su preludio que introduce en la emoción de lo que llega, el Antiguo Testamento bíblico es ese preludio que anuncia en cada página el brillo vibrante en la vida de Jesús de Nazareth.
 Viene luego un segundo “movimiento sinfónico” en el “majestuoso” instante de la Encarnación, de la presencia de Jesús de Nazareth en la historia humana que refulge como “sol invicto” que todo lo ilumina.
 Se pasa al tercer “movimiento”, el “andante con moto”, es decir la andadura con movimiento y emoción del protagonista Jesucristo quien en su vida pública indica que una misión es el impulso para dar horizonte a cualquier vida, para ampliar caminos, para abrazar personas y situaciones que hacen sendero, que tejen relatos de luchas y pasos escritos en el sendero del amor.
 Como toda sinfonía se pasa al cuarto movimiento que él titula “adagio  apassionato” , el momento de ir despacio, jadeante en el camino pero en la valentía del  amor, de poner pasión, fuerza a la vida y sus expresiones; es el periodo de la Pasión y Muerte de Jesús que enmarca la más bella historia de amor jamás vivida y narrada en los Evangelios; un período dramático con expresiones que invitan a mirar, pensar, reflexionar y amar; es en verdad el adagio apassionato.
 Pero como toda sinfonía tiene su final siempre emotivo y audaz, así llegamos al “allegro vivace” al alegre vivaz porque es gozo que da vida; es la Resurrección o Pascua que cubre desde ese instante hasta el final de la historia ya que la Pascua es luz y fuerza que se proyecta hasta el fin de toda historia y existencia,
 Buena sinfonía para tener en cuenta y como una bella música penetre ojalá el diario acontecer, el recorrido vital que también puede inscribirse como eco vivo en esta sinfonía pascual.