Efrain Castaño


Es conocido el trabajo arduo por construir y sostener la famosa biblioteca de Alejandría, una de las maravillas antiguas; se buscaba reunir en un solo lugar toda la sabiduría del mundo.
Un viajero griego en tiempos de Ptolomeo I, llamado Hecateo de Abdera, lo que hoy llamamos un turista por el mundo, visitó las ruinas de lo que fue una biblioteca en Egipto.
Consiguió una visita guiada por el templo destruido de Amon en Tebas; describe como emocionante el recorrido por el laberinto de salas, patios, pasillos y habitaciones del recinto; dice haber entrado a las ruinas de lo que había sido la biblioteca sagrada y haber descifrado en el portal este escrito: “Lugar de cuidado del alma “. Más allá de esta bella idea, la lectura como clínica del alma, no es mucho lo que nos queda sobre escritos antiguos egipcios.
Bien sabemos el cuidado que griegos y egipcios tenían sobre el cuerpo, la fuerza física, la presencia atlética para hombres y de belleza para las mujeres; La Odisea de Homero nos trae cuenta de ello al presentar y describir la lucha entre la fuerza masculina para raptar la belleza femenina de Helena en Troya.
Me impresiona encontrar esta narración de Hecateo que mucho tiene para decirnos hoy: sigue siendo válida la actitud de la persona humana para recibir palabras y enseñanzas que iluminan el camino de la vida, alimentar mente y espíritu, cuidar el alma como fuerza interna y motor de la vida.
En la Biblia, eco en mucha parte de aquella sabiduría antigua, se dice con claridad “escucha, Israel”, invitando a escuchar las palabras de vida que luego se hacen Palabra viva y eterna en Jesús de Nazaret.
Vale dejamos cautivar por las palabras sabias, mucho más cuando son respaldadas por acciones coherentes. EI valor de los centros educativos, de las bibliotecas, de las catequesis parroquiales, de los centros literarios, es de vital importancia para la formación integral.
Recordando la costumbre ya olvidada de contar historias a los niños para acompañarlos a dormir en su camita, me parece sabia la anotación: “Cuando lees un cuento a tu hijo para que se duerma ...lo estás despertando”, le estás agrandando la vida.
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