Según el informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) contenido en el documento “Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe” desde marzo del 2020, la evolución de los mercados laborales de América Latina y el Caribe ha estado asociada a la crisis sanitaria. Los mayores efectos sobre el mercado laboral se sintieron en el segundo trimestre del año, en el que se perdieron en la región aproximadamente 47 millones de empleos con respecto al mismo periodo del 2019. Un número alto de las personas que perdieron su trabajo no han logrado un rápido reintegro laboral y en algunos casos han decidido retirarse de la fuerza laboral debido a las restricciones a la movilidad o por la dificultad para encontrar un nuevo puesto de trabajo, lo cual ha contribuido a bajar la tasa global de participación hecho que no permite una medida más clara de los verdaderos efectos de la pandemia sobre el nivel de desempleo en los diferentes países de la región.
Además de esta importante caída del empleo, muchas de las personas que conservaron su trabajo han sufrido una merma de sus ingresos, debido tanto a acuerdos con el empleador, como a la reducción de las horas trabajadas. Este choque sin precedentes ha hecho que, a través de diferentes canales, caigan considerablemente los recursos disponibles de los hogares, lo que no solo ha deteriorado su calidad de vida, sino que en muchos casos ha llevado a un mayor endeudamiento, y ralentizará la reactivación económica a causa de la debilidad de la demanda de consumo.
Otro fenómeno que se incrementó es el de los denominados ocupados ausentes de su puesto de trabajo; se consideran como tales a las personas que no han trabajado en el período de referencia, pero mantienen un vínculo laboral con su empleador y tienen una expectativa justificada de volver al mismo puesto de trabajo. En general, la mayor parte de las personas contabilizadas de esta manera se encuentra de vacaciones o tiene una licencia. En el contexto de la crisis sanitaria, muchas empresas tuvieron que cesar sus actividades por las medidas de contención de la covid-19, por lo que sus empleados no pudieron laborar, aunque no hayan sido despedidos y tienen la expectativa de volver a su puesto de trabajo. De igual manera, los datos disponibles indican que la pérdida de empleo en la región fue generalmente mayor para las personas con menores niveles de educación formal que para las personas con estudios superiores, caso similar se ha podido observar en Manizales.
La situación presentada afecta de una manera importante las posibilidades de recuperación económica de la región debido al efecto que tiene sobre la demanda de bienes y servicios como consecuencia de la caída de los ingresos familiares, lo cual hace necesaria una intervención de los gobiernos desarrollando proyectos que incrementen la demanda de mano de obra. De otro lado, es un hecho que puede afectar las expectativas de incremento del salario mínimo que se debe definir en algunos países como Colombia para el siguiente año.
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