El reciente informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) presenta un análisis de las tendencias de la economía latinoamericana en el año 2021 y las perspectivas para el 2022. Destaca que, aunque en el año en curso se espera un importante crecimiento económico, este no representa un cambio destacado en la dinámica de la economía respecto del proceso de estancamiento observado en los años anteriores a la pandemia. Se puede inferir entonces que los datos positivos de crecimiento obedecen más a la caída de la actividad económica en el año 2020. No obstante, los datos esperanzadores para el 2021, no se llegará al nivel que mostraba la economía en el 2019. Las cifras esperadas para la economía colombiana serán similares al promedio regional.
Para 2021 la Cepal prevé un crecimiento económico en la región del 5,2%, y se reducirá al 2.9% en el año 2022. En Colombia se anticipa un 5,4% para 2021 y un 3,8% para 2022. En este sentido es importante recordar que antes de la crisis la región estaba prácticamente estancada: el crecimiento promedio fue de solo un 0,3% y el crecimiento por habitante fue negativo en el período 2014-2019. Este periodo fue uno de los de menor crecimiento desde que hay registro, solo comparable con los que incluyen a la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión de 1929. Esto indica que la región estaba muy mal preparada desde la perspectiva económica para enfrentar las consecuencias de la pandemia, tanto en el sistema económico como en los sistemas de salud y bienestar social.
Un elemento que contribuye a que el crecimiento no sea suficiente para recuperar y superar el nivel de la economía de 2019 es el peso del endeudamiento externo de la región con relación al PIB, que es en promedio del 56,3%, con un servicio de la deuda del 59% según datos del Fondo Monetario Internacional. Esto reduce la capacidad fiscal de los países para adoptar medidas que permitan mitigar los efectos económicos y sociales de la pandemia y afrontar de una manera más efectiva el problema desde el sistema de salud, todo lo cual pone en riesgo la recuperación y el crecimiento futuro. La vulnerabilidad financiera de la región se ve agravada por las calificaciones de las tres principales agencias internacionales de calificación de riesgo, lo cual dificulta el acceso al crédito externo y encarece el servicio de la deuda. 21 economías de la región, de una muestra de 27, no cuentan con grado de inversión y por lo tanto sus bonos son considerados basura, como es el caso de la economía colombiana. Estas economías fueron las que experimentaron las caídas más fuertes en 2020.
Las principales secuelas de la situación económica ocasionada por la pandemia han llevado a la pérdida del empleo y la reducción de los ingresos laborales en 2020, especialmente en los estratos de menores ingresos, lo cual se vio reflejado en el crecimiento de la pobreza extrema, que alcanza el 12,5%, mientras que el índice de pobreza se ubica en el 33,7%. Por tanto, el número de personas en situación de pobreza extrema alcanzaría los 78 millones en latinoamérica (8 millones más que en 2019) y el número de personas en situación de pobreza llegaría a 209 millones (22 millones más que el año anterior). En este contexto, habrá aumentado la desigualdad en la distribución del ingreso, con un incremento del 2,9% en el Índice de Gini (concentración de la pobreza). Para el caso colombiano esta tendencia ya venía creciendo en los últimos 5 años, como explicamos en una columna anterior.
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