Cuando hablamos de turismo, hablamos de empleo, de reactivación económica y, en consecuencia, de bienestar social. Pero también significa el orgullo de lo propio, se refiere a nuestra diversidad cultural y a las bellezas naturales que tenemos para mostrar al mundo. Por eso, no cabe duda de que se trata de un sector clave para el desarrollo del país.
 Sin embargo, la pandemia trajo graves afectaciones. Entre julio y septiembre del 2020 en Colombia, las agencias reportaron una caída del 90,2% y perdieron más de 34.600 puestos de trabajo, afectando sobre todo a las mujeres y los jóvenes, que son quienes más se emplean en este sector.  Por fortuna, desde abril de este año se ha presentado un constante aumento en su reactivación mensual, siendo hasta el momento septiembre, con un 63 %, el mes con la mejor reactivación del año.
 En mi opinión, es prioritario que, entre el Estado, el sector privado y la institucionalidad, se fortalezca este renglón de la economía, especialmente en dos frentes, en la competitividad y en mejorar el servicio en todos los eslabones de la cadena productiva.
 En el primer caso estamos hablando de mejorar los costos, fortalecer la infraestructura y la formación del recurso humano; en el segundo, nos referimos a la innovación y al uso de nuevas tecnologías. No importa qué tan grande sea el prestador de servicio, éste debe tener fácil acceso a ese tipo de herramientas. Otro aspecto importante tiene que ver con la seguridad, no sólo la ciudadana, sino la seguridad jurídica, para que haya más inversión.
 También es importante revisar la Ley del Turismo para que sea una norma más estructural. Es importante que los incentivos transitorios, (como la exclusión del IVA en la prestación de servicios de hotelería y turismo), que están vigentes hasta el próximo año por la ley, sean extendidos hasta el 2023. Además, que se tenga en cuenta las grandes brechas que existen entre las regiones, porque no es lo mismo pensar en el turismo del Caribe que en el que se hace en el Pacífico o la Orinoquía.
 Cabe recordar que en mi gestión como gobernadora del Valle del Cauca nuestra apuesta fue por fortalecer la competitividad, la calidad y la promoción en el departamento, logrando incrementar en un 15% la afluencia de turistas a la región.
 Una herramienta fundamental en este proceso fue la creación del Situr (Sistema de Información Turística), una plataforma que permite ver en línea desde las estadísticas sobre visitantes extranjeros, la ocupación hotelera y los empleos, hasta la oferta turística de la región. Pienso que vale la pena replicar esta experiencia en el país ya que ese tipo de información permite generar políticas públicas para el mejoramiento integral del sector.
 Otro aspecto importante es el fortalecimiento de la infraestructura en el marco del desarrollo del turismo sostenible, en especial del ecoturismo, que debe ser una de nuestras fortalezas. Para ello, se hace indispensable el trabajo interinstitucional, para que se concerten proyectos viales y de obras en general que estén en armonía con el medio ambiente. De esta forma, se podrá mejorar la calidad del servicio de esos destinos específicos.
 Finalmente, la promoción es otro factor clave y esto es posible haciendo alianzas con las embajadas, consulados y con entidades como Procolombia, para atraer más inversión y turistas. Pero también, se debe estimular el turismo interno, dando incentivos a las agencias que lo promuevan, así como a las aerolíneas de bajo costo para que establezcan más rutas entre las regiones.
 Es momento de potenciar a la Colombia de las regiones mediante el apoyo a sectores altamente competitivos como el turismo, que generan valor agregado, empleo, reducen las brechas y generan bienestar. Así contribuiremos a la construcción de ese país justo e incluyente que tanto anhelamos.