Cristian Andrés Aristizábal Parra


Es imposible no opinar y tener una posición crítica frente a la emergencia que vivimos a nivel mundial, la llegada de la pandemia covid-19 o coronavirus. Aunque nuestros gobiernos locales y nacionales han adelantado esfuerzos importantes para frenar el avance de la enfermedad, es necesario dar una mirada reflexiva y propositiva, desde una perspectiva local y personal.
Mi padre tiene 60 años de edad, es tendero y lleva más de 30 años al frente de María E, un negocio ubicado en el barrio San Jorge, que surte de víveres a las personas de la comunidad. En medio de esta crisis que atravesamos como sociedad, ¿Cómo puede afectar a la comunidad? ¿Cómo puede afectar esta situación a las pequeñas economías, que reciben su sustento diario de estas actividades económicas? ¿Cómo nos estamos preparando para los desafíos que esta crisis traerá consigo?
Mi padre es un trabajador independiente, su labor, al igual que la de muchos otros oficios, hace parte vital de la cadena de abastecimiento, en la que se surten las personas que no pueden mercar raciones de comida para meses.
Muchas personas visitan diariamente la tienda para comprar los víveres de la semana o del día, incluso muchos visitan la tienda porque quieren ser escuchados, conversar, leer el periódico o sencillamente buscan tener una atención más personalizada.
Como ciudadanos podemos ser conscientes y consecuentes con la situación, podemos apoyar la economía de las tiendas de barrio, las droguerías, los emprendimientos locales que suplen las necesidades básicas de los ciudadanos, pero estos esfuerzos tampoco serán suficientes para contener la crisis.
Sin duda alguna la economía del país se verá gravemente afectada con toda esta situación, desde lo micro hasta lo macro. Pero serán los pequeños los afectados en mayor medida, pues si bien se están tomando medidas para frenar la expansión de la pandemia, no se toman medidas que permitan proteger a los pequeños empresarios ni ayudar a las pequeñas economías. Se deben pensar estrategias más incluyentes con los sectores pequeños, pues estrategias como la exoneración de IVA solo beneficia realmente a las economías más robustas.
Esta crisis tiene que ser la excusa para reformular la economía del país y las prioridades de nuestra sociedad, educación de calidad, acceso al empleo y un sistema de salud funcional en momentos de contingencia como por los que estamos pasando, son vitales para la toma de decisiones de un gobierno y el de sus ciudadanos.
Para concluir, es importante mencionar que no es gratis que organizaciones como las Naciones Unidas, Global Shapers Community, One Young World, trabajen de manera insistente en proyectos relacionados con los ODS (objetivos de desarrollo sostenible), que son un llamado a los países para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad hacia el 2030.
Si le damos la prioridad a estos objetivos desde nuestros gobiernos locales seguramente cuando lleguen nuevas situaciones que nos desafíen como especie, estaremos preparados para detectar las oportunidades, el empleo y equidad. La implementación de la cuarta revolución industrial deberá ser entonces, en función de las necesidades de nuestra sociedad.
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