Cuando llegué a la Alcaldía de Manizales me propuse que nuestra gestión en obras públicas tuviera varios frentes, entre ellos uno fundamental: los parques. El año pasado invertimos $4 mil millones en 18 de ellos, espacios que constituían necesidades históricas que decidimos atender.
Destinamos esfuerzos y recursos con los que transformamos diferentes escenarios como el parque Faneón, al que invertimos cerca de $3 mil millones. Allí hicimos una media torta, cancha múltiple, equipos de gimnasio, zona de juegos infantiles, mesas, sillas y locales comerciales.
Quienes viven cerca se quejaban del deterioro, inseguridad y contaminación de un sitio abandonado por años. Hoy, nos complace saber que la realidad es otra, pues en días recientes entregamos a los manizaleños un nuevo parque que brilla con fuerza y energía. Fue así como le dimos ON a Faneón. 

Ruta de las Aves
Como parte de esos $4 mil millones invertidos el año pasado, también mejoramos parques en Fátima, La Cumbre y Minitas. Hicimos 14 nuevos que conforman la Ruta de las Aves, un circuito de parques construidos en Bosques del Norte, La Carola, San Cayetano, San Sebastián, Cervantes, El Guamal, entre otros sectores. 
En estos barrios escogimos puntos que se habían convertido en focos de inseguridad y acumulación de basuras. De esta forma, dimos alternativas de encuentro social y sana convivencia a sus habitantes.
Nuestra planeación en materia de obra pública abarca desde construcciones en epicentros, siempre importantes al ser frecuentados por la mayoría, hasta las zonas residenciales, en donde se materializa nuestra estrategia de espacios para la gente.

Beneficios
Lo anterior bajo el convencimiento de que los parques son escenarios para el bienestar, la interacción social, el disfrute del espacio, la plenitud a cielo abierto de quienes los aprovechan.
Los beneficios que proporciona un parque van más allá de un punto para estar y tomar el aire. Por ejemplo, no es tan conocido que reducen la contaminación auditiva, gracias a las plantas y hojas que amortiguan el sonido o lo desvían. Con lo cual, es un lugar ideal si alguien desea relajarse y sentirse cómodo.  
Además, los árboles mitigan la contaminación del aire, lo cual evita las enfermedades respiratorias, sin olvidar que los entornos naturales son generadores de oxígeno. Animado por una comparación, los parques son oasis en medio del concreto y el gris típicos de una ciudad, espacios en donde se detiene el ritmo frenético de la urbe.
La seguridad también se fortalece con las renovaciones de parques. Un lugar desgastado y sucio se convierte en un entorno propicio para la delincuencia, mientras que uno embellecido y transformado inspira sentido de protección.
Así como hay obras para carros y motocicletas, con las que también asumimos un compromiso desde la Administración, los parques son intervenciones para la gente. Según ONU Hábitat: “Un enfoque participativo centrado en las personas con la planificación urbana de las agencias municipales y metropolitanas logrará un desarrollo humano más duradero y más sostenible”[1].
Intervenciones con las que materializamos la necesidad de un espacio público para los peatones, quienes están en la cima de la pirámide de la movilidad, debido a que necesitan mayor espacio y son más vulnerables.
Así damos cuerpo a la Manizales que es amigable con su gente, que a partir de obras con vocación humana abre el camino para aumentar la calidad de vida. Seguimos trabajando por esta aspiración, en cumplimiento de la ciudad imaginada durante años.