Carlos E. Ruiz


Singladura de los sueños y de las risas resuelve el enigma de las miradas, en tiempos del vértigo que es la pandemia. Miradas entre arreboles en crepúsculos ceñidos al espíritu de los peregrinos, en el vagar por senderos despiertos y en alerta. Vagar en tránsito de soliloquios, con vertiente en los solsticios dejados atrás. La vida es un sufrir de gozo, en la existencia de todo-terreno.
El regocijo de las andanzas cobra sentido en la memoria, con el beneplácito de acontecimientos dignos de recordar. Y la solemnidad de los ritos vuelve ficción el sentido, antes de la realidad ser lo que es. La memoria es un poder vulnerable, con vacíos de intención oculta y ecos ocasionales en remembranza de lo de olvidar.
Los años desembocan en la delicada manera de abordarlos, con la experiencia asimilada y los reveses en pormenores. Cada año en la vida es un cúmulo de sorpresas, con la cercanía de fuentes propias de emociones inextinguibles, y vaguedades en la sombra de lo desconocido. El ruido de la congoja despierta las ganas de vivir por el deseo.
Reclinado en la inocencia de los días se acumula ilusión en los destinos promisorios y se consigue diligencia en el tiempo de las melodías y los colores. Ilusión en el devenir de pensamientos con sueños a bordo y legados de confianza a la espalda. Toda espera reduce el tiempo en sensatez.
Acantilados en la busca de horizontes ofrecen restricción a la cobardía y animan la audacia por emprender camino, a pesar de los obstáculos. La brisa fecunda la voluntad y el reto le apuesta a destinos insondables. Un horizonte seduce ilusiones y un más allá se vuelve atracción para el desafío. Emprender es medírsele al reto.
Concordia en la sinrazón despilfarra palabras por el grueso calibre de enunciados en la categoría carente de esperanza. La razón es un elemento perdido, o aun sin alcanzar del todo. Las palabras entonces se ciñen al galope de oportunidades, en la confusión de los destinos. La ignominia aflora cuando menos se piensa y las sombras desparraman la pérdida de sentido.
Elucubraciones tropiezan con la claridad del Sol, al enunciar verdades sin sustento, soportadas por ligerezas del habla incandescente y fugitiva. El punto de mira estará cubierto por la indefensión, pero en el equilibrio bondadoso podrá surgir la moderación entre oposiciones radicales. Lo ligero en los estimados produce descenso en la confianza.
La muerte es una perspectiva, una realidad, un asombro en el desconcierto del paso arrítmico de los días, con la figura de naufragios y de olvidos. La vida es una sorpresa en cada despertar, con el asombro y la sospecha de ¡qué será! El desprecio y la ironía enganchan las sombras en los pensamientos, al momento del destemple.
Normas de establecer en lo furtivo de las miradas, cuadran con el susurro en voces dispersas. La igualdad en semejanzas apura el entendimiento de las diferencias y al caer las hojas del calendario, la capacidad de disfrute desperdicia oportunidades. Lo normativo estará en regla con los cuidados a destiempo.
Ansiedad en las colosales acometidas de la imaginación peregrina, exaspera el sentido de percepción en las cosas del vivir. Lo colosal estará en la opacidad del brillo a la puerta de las estrellas, sujetas a lo incólume de las miradas. Y las cosas crepitan con el espíritu en lo avieso del parpadeo.
Recuerdos en el olvido de ayeres configurados como futuro, en la planeación de vocaciones por la vida. Recuerdos en los pasajes de mirar y ver, en la contemplación de lo extraño de las irrupciones fugaces. Recuerdos de paisajes desvanecidos en la memoria de perfiles en la montaña. Saberes del olvido son conocimiento en lo inacabado de la vida.
Labios con la oquedad del desdén y en los ojos se encuentra el tropiezo de la cercanía, con pies de plomo hincados en el corcel de las emociones primeras. Labios de pálpito en la entraña de las comisuras del alma, dan ocasión para el fervor en días grises.
La cofradía de las voces congregadas, hace del cruce de miradas una amistad sin parangón. En los recodos del vivir, la solidaridad es refugio y amparo. Cofrades en sintonía de afinidades elegidas, con el respaldo de esperanzas en común. Amistad es el nombre de los encuentros en comunión de espíritus.
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