Carlos E. Ruiz

Germán Arciniegas (1900-1999), escritor, pensador, investigador en campos de la historia, con la singularidad de acudir a esta para escribirla a la manera literaria, sin las poses academicistas. Egresado, profesor y doctor h.c. de la Universidad Nacional de Colombia. Académico de Historia y de la Lengua. Personalidad intelectual de voz pública, Ministro de Educación Nacional y Embajador. Antes de la celebridad editorial de Gabriel García-Márquez, Arciniegas fue el autor colombiano con obras más difundidas y vendidas en lo internacional. Autor de más de sesenta libros. Escudriñó el sentido de América para avizorarla unida, como alternativa a los viejos mundos, con su lema central “América es otra cosa”. Su primer libro: “El estudiante de la mesa redonda” (1932) fue una mirada a 500 años en la rebeldía de los estudiantes.
Arciniegas representó en Colombia los aires de rebeldía y de reforma universitaria, de Córdoba (Argentina), con expresiones renovadoras en 1918, de impulso a la libertad de cátedra, los nexos de la universidad con la población, la filosofía al servicio de la vida. Antecedente que lo condujo a formular importante proyecto de reforma universitaria en 1933, con la trascendencia de haber liderado la incorporación de la mujer a los claustros de educación superior y de haber atinando en la idea de la autonomía universitaria.
Fundó revistas de significación cultural. Su apego a la educación fue permanente al considerarla en su singular poder transformador para los procesos de civilización en Hispanoamérica. Profesor hasta los 92 años en la Universidad de los Andes.
Su pensamiento era el de un liberal, en la filosofía clásica que hoy llamaríamos socialdemócrata. En 1952, estando de exiliado en la Universidad de Columbia (N.Y.) escribió el libro “Entre la libertad y el miedo”, minucioso reportaje sobre los procesos que se padecían en Hispanoamérica, con violentas dictaduras. El libro se prohibió en más de diez países y en Colombia se quemaron los ejemplares que llegaron de Buenos Aires. El género que principalmente cultivó fue el ensayo, incluso en la convicción de considerar que es la principal expresión de escritores y pensadores en Latinoamérica, con el estimado de ser América un ensayo. Fue opuesto al sentimiento de inferioridad tan generalizado en nuestro subcontinente frente a Europa y aportó investigación y conocimiento sobre las contribuciones principales de América a Europa, en la singularidad de comprender lo americano desde el mestizaje, la magia, la poesía, con enormes contribuciones más allá de nuestras fronteras.
La valoración de América, Arciniegas la sustentó en expresiones del ser humano como proyecto, como opción de futuro, en la determinación de reconocernos como americanos, al eludir las estériles generalizaciones, y el gusto de sentirnos distintos, plurales, incluso irreverentes y poco disciplinados.
Alberto Lleras aludió a Arciniegas reconociendo su perenne reír, su profunda bondad, al considerar su vida como una universidad estupenda sin día alguno de vacaciones. La filósofa española María Zambrano se refirió a nuestro autor en términos de haberse ocupado de la intimidad del hombre con su tierra, su raíz y de la historia que aunque hecha está por hacer. Jorge-Orlando Melo consideró a Arciniegas como el escritor colombiano con la mejor habilidad literaria para tratar los temas de la historia.
Entre los libros principales de Germán Arciniegas cabe mencionar América tierra firme, Biografía del Caribe, Entre la libertad y el miedo, América mágica (I. Los hombres y los meses, II. Las mujeres y las horas), El continente de siete colores, América en Europa, Con América nace la nueva historia, América es otra cosa,…
Arciniegas de manera simbólica congregó por épocas a los estudiantes en una taberna, la “taberna de la historia”, en disposición de especie de mesa redonda, para discutir y planear sus acciones de rebeldía contra las injusticias, contra las dictaduras, contra lo establecido. Reivindica la actitud de “revolución en el alma” de la juventud, con anhelos de justicia, para intentar contraponer acciones a la pasividad y al conformismo. De conjunto reconoce con aprecio y valoración el talante de los estudiantes, siempre alegres y libres, con esperanza en un mundo mejor. Aprecia que “el estudiante vive identificando la razón de su vida con la de sus ideas.” Los muchachos que recuerda de tertulia en la taberna, provienen de París, de Salamanca, de Madrid, de Córdoba, de Lima… Hace una especie de gozosa algarabía, entre ironías y risas, con actitudes para estremecer a las personalidades conservadas en los sarcófagos de solemnidad.
Don Germán Arciniegas, eterno y emblemático estudiante de la mesa redonda.
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